Columna: Seguridad y Defensa. Carlos Ramírez. www.24-horas.mx
La semana pasada el director del CISEN en los primeros cinco años del Gobierno de Calderón, Guillermo Valdés, se preguntaba lo que estaría haciendo el nuevo Centro Nacional de Inteligencia ante la pandemia de coronavirus y sus efectos en escenarios económicos, políticos, sociales e internacionales.
Los incidentes que afectan la estabilidad nacional y los equilibrios geopolíticos forman parte de la agenda de seguridad nacional. Sin embargo, el CISEN se disolvió y de sus cenizas salió el CNI con labores confusas en seguridad pública, con tareas inexistentes en el campo de los cárteles y sin ninguna función en labores de inteligencia interna.
El Plan Nacional de Desarrollo del presidente López Obrador -no el de Hacienda- se comprometió a construir un sistema nacional de inteligencia como parte de las labores de seguridad nacional del Estado, sin espionaje y con acopio y procesamiento de la información.
La inteligencia es la información básica con enfoques estratégicos que deben acompañar las decisiones de poder del Estado y de sus principales instituciones. Hasta ahora se cree que inteligencia es espionaje al estilo PRI, pero el acopio de información secreta se tiene que obtener de fuentes cerradas.
La inteligencia es básica para diseñar el mapa de riesgos que exige la Ley de Seguridad Nacional para saber dónde estamos parados y qué conflictos pudieran venir. No se ha querido entender ahora que la pandemia de coronavirus ha creado amenazas de seguridad nacional en salud, en protestas sociales y en reacomodos de grupos de poder, además de provocar realineamientos en los cárteles que se transformarán en diferentes formas no conocidas de violencia.
Si se enfoca con rigor el estudio de las instituciones, la seguridad es una fase central de la configuración del Estado y una condición para el aumento del bienestar de la sociedad.
Por eso la pregunta de Valdés es pertinente: ¿qué está haciendo el CNI?
ZONA ZERO
Los datos más significativos de las últimas encuestas de seguridad se localizan en dos hechos: el aumento en la percepción de inseguridad y el mantenimiento de las cifras de delitos. Y hay preocupaciones en torno a la reconfiguración de bandas criminales ante el confinamiento. No hay muchos consumidores de droga y mucha gente está en sus hogares, lo que el campo de actividad de la delincuencia se ha cerrado.
(*) Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.