Con oficinas, escuelas, gimnasios y clubes cerrados, las comunidades virtuales ofrecen una forma para socializar.
El Financiero BLOOMBERG/ Claire Che y Shelly Banjo
Un sábado por la noche, aproximadamente un mes después del nuevo brote de coronavirus, Peter Li se estaba volviendo loco en casa. No soportaba leer más sobre los cientos de muertes que la cepa había causado. Hubiera preferido ir a tomar una copa, pero sus bares predilectos en Beijing estaban cerrados. Entonces, a mitad de la noche, como millones de veinteañeros confinados en China, Li recurrió a su teléfono. Disfrutó una transmisión en vivo de One Third, uno de los antros más populares de la capital.
Estaba vacío esa noche, pero emitía en vivo por internet con un par de DJ que ponían música electrónica. Durante una sesión de cinco horas hace unos fines de semana, los espectadores como Li dejaron al club 2 millones de yuanes (285 mil dólares) en propinas en la plataforma de video Douyin, la versión china de TikTok, propiedad de ByteDance.
“El virus ha impedido interacciones cara a cara con mis amigos, incluso con extraños”, explica Li, de 26 años. “Eso es algo que realmente echo de menos”. Para que la experiencia del streaming se sintiera más real, ordenó luces estilo discoteca del sitio de comercio electrónico Taobao y se abasteció de whisky. Con poco que hacer después del trabajo, relata, “las discotecas en línea ayudan a matar el tiempo”.
En brote de COVID-19 ha dado un golpe mortal en China, hogar de la mayoría de los 80 mil casos registrados. Más allá de las preocupaciones médicas y las repercusiones económicas cada vez más graves, decenas de millones de personas están luchando con una consecuencia distinta: el aislamiento, resultado de las medidas de contención que han obligado a gran parte de China a una cuarentena indefinida.
Las partes de la vida diaria más amigables con internet se han trasladado rápidamente a los cables. Los profesionistas de cuello blanco trabajan desde casa, los maestros imparten clases de forma remota y los consumidores compran aún más en línea. Pero para clubes nocturnos, gimnasios y otras empresas de consumo que dependen de la interacción física y el gasto discrecional, la transmisión en vivo se ha convertido en una incómoda pero efectiva solución provisional para mantener el contacto con los clientes. “La gente se está uniendo a algunas comunidades virtuales para buscar contacto social y una sensación de amor y pertenencia”, señala Xing Cai, profesor asociado de psicología en la Universidad Popular de China.
El streaming en vivo, más reino de los gamers en Estados Unidos y Europa, es popular en China como entretenimiento en general. La firma de investigación iiMedia estima que 501 millones de personas lo usaron este año para ver a una amplia gama de aficionados compartir sus vidas: a veces simplemente sentados en su habitación conversando con la cámara, a menudo durante horas. Los espectadores se sienten cada vez más cómodos pagando para ver o comprar cosas en ese medio. Más de la mitad de la audiencia de streaming en China vio una transmisión de compras en la primera mitad de 2019 y el 40 por ciento hizo una compra.
La cuarentena solo hace que el streaming sea más atractivo. La audiencia de Douyin, Kuaishou y otras aplicaciones aumentó a 574 millones durante las vacaciones del Año Nuevo Lunar, un 35 por ciento más que en 2019, según el consultor Questmobile. Los usuarios vieron en promedio 105 minutos diarios de videos en línea, frente a 78 minutos el año pasado.
Con el tiempo, la epidemia amainará, el trabajo se reanudará y los clubes volverán a abrir, pero algunos analistas dicen que este podría ser el momento en que las personas se sientan realmente cómodas ejercitando, cocinando y festejando junto a una transmisión en vivo. “Los cambios recientes en el interés del usuario por el entretenimiento en línea y los cambios de comportamiento podrían mantenerse por un periodo más largo”, advierte Alicia Yap, analista de la industria del internet de Citigroup.
Super Monkey, un gimnasio chino con 115 establecimientos, dijo que la cantidad de usuarios activos en línea recientemente había superado los 280 mil durante las clases y los campamentos de entrenamiento retransmitidos en directo. La cadena rival Shape Fitness comenzó a transmitir entrenamientos en vivo días después de que comenzara la epidemia. “Nos ayuda a mantener la lealtad de los usuarios que no tienen a dónde ir para hacer ejercicio, y es un buen intento para atraer nuevos usuarios durante este periodo especial”, dice el fundador Zeng Xiang.
El aislamiento forzoso ha generado incluso interés en los recorridos virtuales de más de mil museos chinos (desde las tumbas de la dinastía Han hasta la casa del expresidente chino Sun Yat-sen) ofrecidos por 4Dage, una startup en Zhuhai que usa cámaras 3D para reconstruir espacios. En las últimas semanas, los recorridos atrajeron cien millones de visualizaciones, en comparación con unos cuantos miles antes del brote. El aumento del tráfico sorprendió a la compañía, sus ingenieros tuvieron que interrumpir las vacaciones de Año Nuevo para gestionar la demanda. “Las personas están aburridas, están buscando formas de entretenerse mientras están confinadas en casa”, dice el asesor sénior de 4Dage, Matteo Pallotta.
“Los jóvenes pueden engancharse a los videojuegos, pero esto ofrece algo para la generación de mayor edad”.
Los maestros de la escuela infantil Fairchild Junior Academy en Hong Kong también se pasaron al streaming en vivo, cantan, cuentan cuentos e incluso enseñan artes y manualidades a los pequeños para mantenerlos entretenidos mientras los parques de diversiones, las bibliotecas y las salas de juegos están cerrados. Cuando los maestros ven que sus alumnos han iniciado sesión, gritan sus nombres para que sientan como si estuvieran juntos y hacen una pausa para darles tiempo para responder a las preguntas. Desbordada por la respuesta de la audiencia, la escuela restringió el acceso a sus transmisiones, admitiendo solo a niños previamente inscritos en sus grupos de juego en el mundo físico; los videos de las interacciones se comparten más tarde con el público general a través de YouTube.
Maggie Liu, dueña del club One Third, destaca que el éxito de las transmisiones en vivo de la discoteca servirá para construir su base de clientes y podría crear una fuente de ingresos alternativa una vez que vuelva a abrir sus puertas. El lugar está atrayendo a nuevos oyentes, dice, “y convirtiéndolos en seguidores que podrían venir para sentir el ambiente”.