Columna: Seguridad y Defensa Carlos Ramírez
@carlosramirezh/ seguridadydefensa@gmail.com
Si hubo mexicanos que se asustaron con el dato proporcionado por el jefe del comando militar norte de EU de que 35% del territorio mexicano estaba bajo control del crimen organizado, el último reporte de la DEA revela que 82% del territorio de Estados Unidos está operado por el Cártel Jalisco Nueva Generación y por el Cártel de Sinaloa del Chapo Guzmán.
En su evaluación de 2020 la DEA alertó otra 82% de EU y 35% de México, controlado por el narco mexicano en territorio estadounidense y que el control del mercado al menudeo de droga en tres mil ciudades americanas lo tienen siete grupos delictivos de narcos mexicanos que llegaron desde hace tiempo. Pero el general Glen D. VanHerck está preocupado por dos cárteles mexicanos en México.
Ninguna de las dieciocho agencias de la comunidad de inteligencia de EU que controla el director nacional de inteligencia ha explicado cómo fue que el narco mexicano se metió hasta las entrañas estadounidenses. De las 25 oficinas de la DEA en los 50 estados de ese país, sólo dos no tienen reportes de presencia criminal mexicana. Y en el nivel de los 50 estados, sólo nueve están exentos de cárteles mexicanos.
En este sentido, la queja del jefe del comando militar norte carece de sentido; es cierto que los cárteles mexicanos que operan en EU tiene su sede en territorio mexicano, pero el grave problema de EU es indagar cómo fue que los cárteles mexicanos atravesaron la frontera, como se instalaron en tres mil ciudades y cómo operan sin más problemas que escasos arrestos de capos.
El Chapo fue arrestado en México y deportado, Genaro García Luna fue detenido ya como estadounidense residente por diez años y Emma Coronel tenía años de lucirse en medios sin que nadie hiciera algo. Y los cárteles tienen años cometiendo delitos, asesinando y vendiendo droga sin ser perseguidos en EU.
Además de criticar a México, el general VanHerck debiera de preocuparse por el narco en su país.
ZONA ZERO
La crisis de violencia por ataques y asesinatos a fuerzas de seguridad obedecen a lógicas particulares de cada caso, pero en lo general revelan la escasa preocupación de los delincuentes por las autoridades. La Guardia Nacional está capacitada para encarar grupos, pero las policías estatales y municipales carecen de entrenamiento y no saben combatir agresiones.
(*) Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.