mundosputniknews.com Foto:© AFP 2021 / Pedro Pardo
Sentado a la mesa con sus pares Justin Trudeau y Joe Biden, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, llamó a unificar a la región norteamericana para hacer frente al crecimiento económico de China y su primacía del mercado mundial. ¿Esta posición dañará el lazo de su país con el gigante asiático?
El mandatario mexicano señaló que actualmente Norteamérica concentra el 13% del mercado mundial, mientras que China ocupa el 14,4%, tras un crecimiento acelerado desde 1990. Y agregó que, de continuar la tendencia, el país asiático logrará dominar el 42% del mercado global para el 2051.
Ante ese escenario, López Obrador pidió a sus pares canadiense y estadounidense garantizar la integración económica de la región, aprovechar la proximidad geográfica, la fuerza del consumo interno y fortalecer la producción para alcanzar la autosuficiencia.
“No estamos produciendo lo suficiente y estamos obligados a importar mercancías de otros países”, apuntó el presidente desde la Casa Blanca donde se celebró la novena Cumbre de los Líderes de América del Norte.
Pero, ¿estas declaraciones serán entendidas como un llamado a la hostilidad en Pekín? El doctor en ciencias políticas Carlos Pérez Ricart compartió su opinión con Sputnik.
Una relación dinámica y compleja no se lesiona con declaraciones
“López Obrador está jugando un papel estratégico en esto, tiene diálogo con China y tiene diálogo con Estados Unidos, y con los dos está intentando sacar el mejor provecho de la relación. Es una relación pragmática la que tiene con el resto de América del Norte y la que tiene con China”, declara el profesor investigador del Departamento de Estudios Internacionales del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).
“Obrador y el canciller creo que juegan, inteligentemente, a dos bandas: por un lado hace declaraciones de este tipo con Biden pero por otro lado están intentando apoyar mecanismos como la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños), en donde pone a China como máximo interlocutor para tratar de aprovechar la influencia de ese país”, agrega.
En septiembre de 2021, en el marco de la reunión de mandatarios latinoamericanos y caribeños en México durante la sexta cumbre de la CELAC, el presidente de China, Xi Jinping, aseveró que las relaciones de su país con la región entraron en una nueva etapa de igualdad, apertura y beneficio mutuo.
La participación mexicana en el escenario internacional, entonces, forma un entramado complejo en el que además, agrega el también investigador en el Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Facultad de Historia de la Universidad de Oxford, hay que recordar que las relaciones reales entre países no se dañan por declaraciones, sino que las partes las entienden en su contexto.
“México está jugando un papel clave en la integración de China al mundo y al mismo tiempo en la integración con América del Norte”, pondera el estudioso, quien descarta una respuesta estratégica desde Pekín a la proyección de López Obrador.
“Lo ven como parte de la estrategia de López Obrador, y además lo entienden, los chinos son todavía más capitalistas que los norteamericanos y entienden perfectamente en qué terreno se juega esta relación. A ellos les importan los proyectos reales, las vías de infraestructuras, las obras, los proyectos de pesos y centavos más que las declaraciones”, abunda.
Mientras las inversiones fluyan, las declaraciones del presidente de México no serán un obstáculo, considera Pérez Ricart.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, el presidente de EEUU, Joe Biden, y el primir ministro de Canadá, Justin Trudeau – Sputnik Mundo, 1920, 19.11.2021
En los últimos años Estados Unidos ha protagonizado una guerra comercial directa contra China, de cara al crecimiento económico notable del país asiático, con episodios como tratar de frenar el avance de Tiktok y Huawei, a lo que podría responder el llamado del mandatario mexicano en Washington.
“Evidentemente la gran preocupación global de Estados Unidos hoy es China, no queda la menor duda de eso, y por supuesto que EEUU quiere mantener a México y a América Latina lo más alejados de China”, reconoce el académico del CIDE.
Sin embargo, la posición de López Obrador no significa un gesto de lealtad con Washington, estima Pérez Ricarte, sino una operación estratégica que le traiga beneficios tanto por la frontera con Estados Unidos como por el Océano Pacífico, enlace con el panorama asiático y las costas chinas.
“México lo que está haciendo, como a lo largo de su historia, es utilizar sus poquitas herramientas e intentando leer bien el contexto mundial para sacar el mejor provecho posible, entonces casi paradójicamente lo que está haciendo México es acercarse a China para poder vender más caro a Estados Unidos su respaldo”, evalúa.
“México está condenado a entenderse bien con Estados Unidos, entonces en última instancia van a llegar a mejores acuerdos en América del Norte, y México está jugando, está coqueteando, digamos con China, para de esta manera obtener mejores beneficios en su relación con Estados Unidos”, agrega.
Por los lazos históricos y el panorama implicados en el caso, probablemente estas tensiones internacionales no se resuelvan nunca, vaticina el investigador, por lo que México seguirá llamando a la integración económica, en medio del escenario.
“Estados Unidos va a tener que dar más a cambio para que México permanezca lo más alejado posible de los intereses chinos”, dice.
Además, China ha sido un referente constante en la plataforma multilateral que supone la CELAC, recuerda Pérez Ricart, y en referencias de López Obrador como las que emitió cuando pronunció un discurso acerca de la integración latinoamericana en seguimiento al llamado sueño de Simón Bolívar, en el natalicio 238 del caudillo.
“Es bien interesante porque no solamente es la jugada (de México) a dos bandas, China-Estados Unidos, sino con América Latina, y la pregunta de cómo la relación con China puede ayudar a una mayor integración regional”, apunta.
“Y a partir de sus vínculos con China, pues mejores obras de infraestructura, menor dependencia con Estados Unidos. Es una jugada a tres bandas, México, China, América Latina, y cómo beneficiar o cómo hacer que la relación con uno u otro potencie una dinámica regional en la que México se vuelva líder de todo esto”, pondera.
La crisis migratoria y las relaciones interdomésticas
En su diálogo con Trudeau y Biden, López Obrador pidió a ambos mandatarios dejar de impedir el flujo migratorio franco en Norteamérica dada la evidente necesidad de mano de obra en las economías de Canadá y Estados Unidos, sin embargo las razones para rechazar al migrante se ubican en el terreno ideológico y racial, más que en motivaciones económicas.
¿Puede prosperar la solicitud del presidente mexicano?
“Yo creo que Andrés Manuel López Obrador peca un poco de ingenuidad al pensar que su propuesta de generar, creo que lo llama así, una suerte de Plan Marshall para América Central tiene buenos escuchas en Estados Unidos, pero bueno, no es mala la estrategia y no es malo tampoco ir con ese discurso”, matiza el académico del CIDE.
“Otra cosa es que luego vaya a tener réditos en lo concreto, que creo que no, pero creo que tiene el diagnóstico adecuado”, añade.
Pérez Ricart considera que si Estados Unidos y Canadá no invierten de manera seria y suficiente en Centroamérica, con muchísimos millones de dólares para generar condiciones de habitabilidad, el tema migratorio no se va a resolver, un escenario geopolítico complejo que obliga a México a contener a hondureños, salvadoreños y guatemaltecos en Tapachula, Chiapas, en defensa de intereses estadounidenses.