Columna: Seguridad y Defensa Carlos Ramírez www.24-horas.mx
A partir de una información sembrada en medios sobre presuntos malos tratos en la prisión, Mario Aburto Martínez, el asesino sentenciado de Luis Donaldo Colosio, se metió a La Mañanera presidencial y encendió de nueva cuenta las suspicacias de la investigación realizada y apresurada por el presidente Carlos Salinas de Gortari.
No se perciben indicios oficiales de la existencia de una nueva carpeta de investigación que se saliera de la tesis oficial del asesino solitario sin motivaciones políticas o de poder. En este sentido, sería una mala decisión solo manosear el asunto tratando de que el sentenciado aporte elementos diferentes a los que sostuvo en todo el proceso de investigación.
Las propias contradicciones de Aburto sobre las razones de su asistencia al mitin en Lomas Taurinas y la responsabilidad de uno o dos disparos, además del clima de disputa por el poder reconocido por el propio presidente Salinas, permiten la conclusión de que en política no hay asesinos solitarios.
Ayudaría a una nueva investigación el hecho de que Colosio dejó de ser un potencial conflicto político para un sistema priista que inició su camino de extinción en la lucha sucesoria de 1987-1988 y que el PRI mismo sigue bajo el control estratégico del expresidente Salinas. El “proyecto político” de Colosio nunca existió.
El asesinato de Colosio dejó ver los contornos de grupos de poder con capacidad de fuego suficiente para cambiar el tránsito de la historia. Y tiene vertientes que podrían haber sobrevivido desde aquella famosa Brigada Blanca que liquidó de manera extrajudicial a la guerrilla y que hoy no se investiga y que se quiere condenar con una irrelevante comisión de la verdad.
Lomas Taurinas, y así debería asumirse, fue un asunto de seguridad nacional del Estado.
ZONA ZERO La reunión del G20 en Roma con la presencia del presidente Joseph Biden dejó claro el hecho de que el cambio climático no es una moda, sino que será, junto con la ciberseguridad, el tema central de seguridad nacional de Estados Unidos y un punto de relación con sus países aliados. De ahí la importancia de la delegación mexicana encabezada por el canciller Marcelo Ebrard Casaubon y su capacidad para introducir esos dos temas en la nueva agenda de política exterior-seguridad nacional-defensa nacional.