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viernes 22 noviembre 2024

Encontronazo Amlo-Biden

Reforma/José Díaz Briseño

Washington.- La llegada de Joe Biden como nuevo ocupante de la Oficina Oval de la Casa Blanca obligará al Presidente Andrés Manuel López Obrador a redefinir su relación con Estados Unidos para la que los pronósticos avizoran cielos borrascosos.

Flanqueado por una pandemia y la peor crisis económica en casi un siglo, López Obrador deberá dejar atrás la relación personalizada que construyó con el republicano Donald Trump para lidiar con una nueva administración más institucional pero con diferencias desde energía hasta seguridad.

“AMLO está realmente colocándose en un sitio donde enfrentará problemas con Biden prácticamente en todas las áreas importantes. En algunas ocasiones por razones que son difíciles de entender”, dice Greg Weeks, profesor de ciencia política en la Universidad de Carolina del Norte en Charlotte.

Luego de cuatro años donde Trump empujó a EU a una política de tintes aislacionistas despegada del mundo, Biden inyectará un giro internacionalista a la política exterior estadounidense en la que los roces con las prioridades de la Administración del Presidente López Obrador serán inmediatos.

“Inmediatamente habrá problemas relacionados a seguridad, inmediatamente habrá problemas en temas de energía, problemas en el área laboral. Habrá complicaciones inmediatas que serán más grandes que en las administraciones pasadas”, señala el profesor Weeks sobre la nueva era.

Si bien los flujos migratorios provenientes de Centroamérica estarán alto en la agenda bilateral, Biden deberá sortear en primer lugar ante AMLO una prueba de alto voltaje en el área de seguridad con las duras nuevas reglas que limitan al actuar de agentes estadounidenses en territorio mexicano.

“La relación en seguridad puede potencialmente envenenar el resto de la relación. Pero aun cuando esto logre ser evitado, esta será una dimensión difícil de manejar en la relación”, dijo Vanda Felbab-Brown, la directora de la iniciativa de actores armados no estatales en la Brookings Institution.

Para los círculos de política exterior en Washington, la decisión de López Obrador de restringir el actuar de los miembros de agencias como la Administración para el Control de Drogas (DEA) en territorio mexicano significa una regresión en la intensa relación en seguridad construida desde 2008.

Luego de más de una década con 3 mil millones de dólares en asistencia al Gobierno mexicano, los demócratas con Biden al frente –pero también desde el Capitolio– buscarán transmitir a la administración de López Obrador que las tensiones en el área de seguridad no son asunto aislado.

“La administración de López Obrador cree que puede desvincular la relación en seguridad del resto de la relación. Yo tengo dudas sobre esto”, añade la también investigadora basada en Washington. Más aún, la decisión reciente de la Fiscalía General de la República (FGR) de no ejercer acción penal contra el ex Secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos, significa una nueva vuelta a la tuerca que promete intensificar la tensión entre la administración Biden con México.

“Claramente va a ser una agenda enormemente tensa, difícil y complicada. Con el desistimiento de los cargos contra el General Cienfuegos (…) pondrá un gran obstáculo sobre cómo EU pudiera cooperar con México por ejemplo en Centroamérica en temas de estado de derecho y la economía”, dice.

A diferencia de la era Trump, la nueva administración demócrata promete presentar temas vinculados a la vigencia de los derechos humanos y la promoción de la democracia alrededor del mundo como parte fundamental de las prioridades de política exterior y México no estará exento.

“Estados Unidos será más vocal en asuntos de derechos humanos y estado de derecho alrededor del mundo, no solo en México sino en todo el mundo. Y pienso que tendrá la credibilidad para hacerlo”, dice Mark Feierstein, ex funcionario del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca.

“Tendremos un Presidente en Joe Biden que respeta la libertad de prensa, el estado de derecho, la independencia del Judicial, y establecerá un tono que será conducente a diálogo respetuoso y democrático”, agrega Feierstein, quien trabajó con Biden en su época en la administración Obama.

Ante una centralización del poder presidencial en México, los especialistas descartan un interés particular de Biden. En política laboral, los retos inmediatos son el interés demócrata por hacer efectivos los mecanismos de vigilancia sobre México contenidos en el T-MEC así como la política energética de López Obrador que beneficia a entes estatales: Pemex y CFE.

“Biden encontrará en esto un problema dado que AMLO quiere que Pemex se vuelva una parte muy importante de la economía mexicana”, dice Weeks sobre el choque al que pudiera enfrentarse la administración estadounidense en México.

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