Las grandes armadoras del mundo inician el cierre de un ciclo que duró más de 100 años
El Sol de México/Mario Alavez Foto: Reuters
Todas las grandes armadoras estadounidenses, europeas y asiáticas, han prometido abandonar la fabricación de vehículos que usen la gasolina entre 2025 y 2030.
Entre las primeras empresas en anunciar el salto definitivo a los autos eléctricos destaca General Motors.
La empresa aprovechó el gran escaparate que proporciona el Consumer Electronic Show de Las Vegas para anunciar que tiene el objetivo de lanzar 30 modelos eléctricos entre 2021 y 2025.
Para la compañía dirigida a nivel mundial por Mary Barra, el futuro es eléctrico.
Los planes de la empresa señalan que sus nuevos vehículos eléctricos tendrán una autonomía que podrá ser hasta 60 por ciento superior a los modelos actuales, debido a que contarán con nuevos componentes, así como celdas de energía rediseñadas.
Además, se apoyarán en la tecnología abordo, pues incluyen la aplicación Ultifi, que permite a los conductores consultar el estado de las baterías, las estaciones cercanas de carga, así como información de otros modelos de la empresa.
El anuncio de General Motors sólo fue el primero de una seguidilla que sacudió a los apasionados del motor.
La británica de autos de lujo Jaguar Land Rover anunció que todos los autos nuevos que salgan de sus fábricas a partir de 2030 serán totalmente eléctricos.
La marca británica es propiedad de Tata Motors, una empresa con sede en India, y en su anuncio, señaló que la marca que estará a la vanguardia en esta iniciativa es Jaguar, que en 2025 sólo pondrá en circulación autos que funcionarán con baterías de iones de litio.
Por su parte, Land Rover colocará seis modelos puramente eléctricos en los próximos cinco años y el primero de ellos llegará al mercado un año antes.
Para alcanzar este objetivo, la compañía planea invertir tres mil 500 millones de dólares cada año en tecnologías de electrificación y en el desarrollo de servicios de vehículos conectados.
Además, la compañía prometió eliminar todas las emisiones de carbono a lo largo de los eslabones de la cadena de suministro, productos y operaciones para 2039.
La transformación también alcanza a la recién nacida Stellantis, una agrupación que surge de la fusión entre Fiat-Chrysler Automobiles y Peugeot Citröen.
Peugeot tiene la fábrica más grande del mundo de motores de diésel, pero el camino que pavimentan las instalaciones, que se ubican al este de Francia, y que han armado más de 50 millones de motores de combustión interna, apunta a los motores eléctricos.
En octubre de 2020, antes de que se formalizara la alianza, el entonces director de producto del Grupo PSA, Laurent Blanchet, dijo al diario francés Le Monde, que la marca dejaría de ofrecer motores de diésel en sus autos.
En el mediano plazo, la planta ubicada en Trémery, producirá alrededor de 900 mil motores exclusivamente eléctricos cada año.
Otra de las grandes marcas europeas, la Volkswagen, transformó su planta de Zwickau, en Alemania. En 2020 la planta vio salir al último Golf de séptima generación con combustible térmico.
Pero VW no se detendrá ahí. La siguiente planta en cambiar de vocación hacia los “autos verdes” será la de Emden, también en Alemania, misma que recibirá una inversión de mil millones de euros para su conversión.
También en Asia apuntan a los autos eléctricos y una de las estrategias más agresivas para ganar el mercado la tiene la coreana Hyundai.
En cinco años, la empresa planea lanzar 23 modelos eléctricos con el objetivo de ganar 10 por ciento de un mercado naciente.
Su primer paso hacia la conquista de la industria amigable con el medio ambiente es el Ioniq 5, un auto que ofrece lo que pocos: una autonomía de 482 kilómetros y una capacidad eléctrica de 800 voltios, el doble de lo que ofrecen la mayoría de los autos que funcionan con baterías en la actualidad.
NACIDOS ELÉCTRICOS
Pero más allá de las firmas que han marcado a generaciones enteras, en el siglo XX surgieron al menos tres nombres con vocación meramente eléctrica.
La primera de ellas y tal vez la más conocida es Tesla del multimillonario sudafricano Elon Musk.
Esta compañía fue fundada en 2003, pero no fue sino hasta 2008 cuando el primer auto de esta fábrica salió al mercado. El objetivo del empresario que fue por unas semanas la persona más rica del mundo, es democratizar los vehículos impulsados por la electricidad.
Hoy, a 18 años de su fundación, Tesla es la marca de autos eléctricos más vendida en el mundo.
Al cierre del año anterior, la compañía con sede en California colocó casi medio millón de unidades nuevas en un año récord, aunque se quedó a 450 entregas de este objetivo.
Pero detrás de un gran negocio, siempre hay alguien pisando los talones. En este caso no es un solo nombre o un par de empresas, sino un país completo que quiere conquistar al mercado que tiene dominado Tesla. El gran rival de la compañía de Musk es China.
Uno de los nombres que resalta en el mercado chino de manufactura de autos eléctricos es el del empresario William Li, quien en 2014 fundó la manufacturera de autos Nio.
Esta empresa, al igual que Tesla, se las ha visto negras en algunos momentos, donde la sustentabilidad de sus autos de lujo superan sus posibilidades de venta y gasto.
Apenas en enero del año pasado, la firma con sede en Shangai, recibió una inyección de capital de mil millones de dólares de diversos fondos de inversión y empresas, entre las que destacan la armadora GAC, que tiene participación del gobierno de Xi Jinping.
Hoy, esta empresa es considerada el Tesla chino, por sus altos niveles de cotización y el éxito que ha tenido en la Bolsa de Shangai. Hace un año, las acciones de la compañía valían 4.34 dólares. Al jueves de la semana pasada, se ubicaban en 46.81 dólares, un incremento de 976 por ciento en el valor bursátil de la compañía.
También en 2014 surgió otra de las marcas chinas que compiten directamente con Tesla. Esta se llama Xpeng. Tiene su sede principal en Guangzhou, y fue confundada por Henry Xia y He Tao, ambos, exdirectivos de la marca GAC Group.
Esta empresa no sólo es una sensación en China, pues en agosto del año pasado recibió una inyección de capital de mil 500 millones de dólares del público inversionista… en Estados Unidos.
El abanico de empresas chinas dedicadas exclusivamente a la construcción de autos eléctricos se complementa con nombres como Geely, BYD o Kandi.
¿VOLUNTAD O PREVENCIÓN?
Pero las grandes inversiones hacia los autos eléctricos tienen varias aristas legales. Desde 2015, cuando se descubrió el dieselgate, la Unión Europea reforzó las regulaciones sobre las emisiones permitidas en los autos.
En ese año, la Agencia Medioambiental de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés) descubrió que Volkswagen instaló un software que registraba menos emisiones de contaminantes en sus motores a diésel para cumplir con las normativas de la Unión Europea.
Esto fue tomado como un llamado de atención por el bloque del viejo continente, que reforzó las regulaciones ambientales.
La mayoría de los países piensan prohibir la venta de vehículos impulsados por combustibles fósiles, pero Europa quiere ir un paso más allá, al acelerar la fecha límite a 2025, con la normativa Euro 7.
Pero el bloque de 27 países no es el único lugar donde se esfuerzan por apagar los motores de combustión interna.
En septiembre del año pasado, Gavin Newsom, el gobernador de California dio un manotazo en la mesa ante el cambio climático que causó la temporada de incendio más destructiva en la historia del estado.
El gobierno de la entidad decidió prohibir la venta de autos y camiones nuevos que funcionen con gasolina y diésel a partir de 2035, esto, de acuerdo con una orden ejecutiva del mandatario local.
El gobernador dijo en una conferencia de prensa en ese mes que para alcanzar una economía libre de carbono en 2045 es indispensable subir al transporte hacia las energías limpias.
Newson aclaró que las personas que tuvieran un auto de combustión interna una vez que la ley entre en vigor no tienen nada de qué preocuparse, pues no será ilegal su circulación ni la venta de autos usados que funcionen con estos combustibles.
“La gente podrá tener sus automóviles comprados previamente o comprar usados. No le vamos a quitar nada a nadie”.
Este estado tiene la economía más grande de Estados Unidos, y representa más de 10 por ciento de la venta de autos nuevos en el país.
La iniciativa de Newsom no fue bien recibida por el general de las marcas, aunque recibió el apoyo de firmas como Ford, Volkswagen, Honda, BMW y Volvo, que también apuntan a dejar de producir motores de combustión interna en el mediano plazo.
En noviembre, la provincia canadiense de Quebec le puso una fecha límite idéntica a la prohibición.
En América Latina, el único país que tiene una fecha final para este mercado es Costa Rica, pero se perfila en un largo plazo que se extiende 15 años más que el promedio mundial. La nación centroamericana quiere prohibirlos en 2050. En Colombia sólo han hablado de obligar a que todo el transporte público y de mercancías sea cero emisiones en 2035.
Mientras tanto, en México, se construye una nueva refinería para alcanzar la autosuficiencia en el abasto de gasolina automotriz y no existe ningún plan para prohibir los autos impulsados por combustibles fósiles.
UN POCO DE HISTORIA
Pensar en los primeros autos de combustión interna de la historia hace pensar en Henry Ford, pero el estadounidense fue responsable de la producción en cadena y la masificación de estos vehículos.
Los historiadores marcan el inicio de los autos impulsados por combustibles de manera formal, en 1888, con la fabricación del Benz Patent-Motorwagen, que fue hecho por el alemán Karl Benz, sí, el mismo que a la postre fundaría la marca de lujo Mercedes-Benz.
Prácticamente al mismo tiempo, Gottlieb Daimler y Wilhelm Maybach, los otros dos fundadores de la matriz de los autos de lujo, desarrollaron su propio auto, pero fue hasta 1926, de acuerdo con la página oficial de Mercedes-Benz, cuando la compañía Daimler AG, la matriz de Mercedes fue consolidada.