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La empresa naviera más grande del mundo, la danesa Maersk, está ganando más dinero que nunca.
Gracias a la escalada en el precio del alquiler de sus contenedores, la firma registró en el tercer trimestre del año el período más rentable en sus 117 años de historia.
Las ganancias, antes de descontar impuestos e intereses, llegaron a los US$5.900 millones, mientras que los ingresos alcanzaron los US$16.600 millones.
Las grandes navieras han resultado ser las grandes ganadoras de la crisis de las cadenas de suministros que trasladan las mercancías por todo el mundo.
Como hay exceso de demanda por parte de los consumidores y falta de oferta para mover los productos, los precios del transporte marítimo se han disparado.
En algunas de las rutas marítimas más transitadas entre Asia y Estados Unidos, Europa o América Latina, las tarifas han llegado a subir más de 500%.
“Los puertos no están funcionando tan bien como deberían, por lo que no podemos descargar contenedores tan rápido como quisiéramos”, dijo Soren Skou, director ejecutivo de Maersk, a comienzos de noviembre.
Como los puertos y toda la cadena logística de transporte registran atascos, las mercaderías se demoran en llegar a su destino.
Las empresas se ven obligadas a pagar más por transportar sus productos y los consumidores también terminan pagando más por ellos.
Los gigantes marítimos
Simon Heaney, director senior de la unidad de investigación sobre contenedores de la consultora Drewry, le explica a BBC Mundo que el sector naviero está registrando beneficios récord.
Entre 2000 y 2019, el sector registró ganancias por US$83.500 millones BAIT (beneficios antes de intereses e impuestos).
Pues bien, para este año, proyectan que la industria naviera conseguiría ganancias por al menos US$150.000 millones.
“Van a doblar en un año lo que obtuvieron en casi dos décadas”, señala Heaney.
Pero advierte que se trata de una situación excepcional.
En general, el transporte marítimo de carga es considerado como “una industria de bajos márgenes que atrae pocos inversores”, explica.
Las cinco mayores empresas navieras del mundo concentran dos tercios del mercado.
Y las 10 compañías más grandes controlan el 85% del transporte marítimo global, según datos de Drewry.
“Yo diría que el mercado está moderadamente concentrado y que es un sector bastante competitivo”, apunta el experto.
“Es un oligopolio”
Una visión completamente distinta tiene Alejandro Molins, consultor y académico de la Escuela de Organización Industrial (EOI), en España.
“Estamos frente a un mercado que está en manos de muy pocos operadores que controlan el tráfico de mercancías en el mundo”, dice en diálogo con BBC Mundo.
“Hoy tienen beneficios espectaculares, aunque ha habido años en los que han perdido mucho dinero también. Lo que es un hecho es que el mundo ve cada vez una oferta más reducida de navieras”, agrega.
Molins dice que la concentración de un mercado no favorece la competencia ni beneficia a los consumidores.
“Las empresas más pequeñas no tienen capacidad para negociar si hay pocos actores en el mercado”.
Por otro lado, argumenta, las navieras no solo son dueñas de los buques y los contenedores.
También son propietarias del resto de la cadena logística al controlar puertos, cargas, descargas, transporte por tierra, almacenes, etc.
“Están integrando el negocio de manera vertical y horizontal”, apunta.
Desde su punto de vista, la concentración en el mercado de las navieras es similar a lo que ocurre en otros mercados, como el de los gigantes tecnológicos.
“Un negocio cíclico”
Willy Shih, profesor de la Escuela de Negocios de la Universidad de Harvard, señala que el récord de ganancias de las navieras se debe a un tema de oferta y demanda en un sector con altos y bajos.
“La industria naviera ha tenido años de austeridad. Por décadas no ha sido un negocio tan rentable por tener exceso de capacidad”, dice en diálogo con BBC Mundo.
Las proyecciones apuntan a que la crisis en las cadenas de suministros continuará el próximo año, no solo porque hay cuellos de botella en los puertos, sino también porque falta mano de obra en otras partes clave del proceso como. Por ejemplo, conductores de camiones que lleven las mercancías desde los terminales portuarios a los centros de distribución.
Como la crisis no da señales de amainar, las firmas que se están quedando sin inventario han tenido que acudir al transporte aéreo de los productos.
Empresas estadounidenses como Nike, Crocs o Levi Strauss han pagado costos mayores para transportar algunos de sus productos en aviones.
Eso explica por qué ha comenzado a subir la demanda por transporte de carga aéreo, una alternativa más costosa, pero que en un contexto desafiante como el actual, ha ganado espacio.
Incluso el gigante Maersk ha comenzado a ampliar sus operaciones desde el mar hacia los cielos, al comprar Senator International, un operador de carga con sede en Hamburgo, Alemania, que le dará más acceso a aviones, capacidad ferroviaria, almacenamiento, líneas de distribución y embalaje de productos.