Milenio
Al estilo de Greta Thumberg, niños y jóvenes de Quintana Roo han decidido luchar por salvar el ecosistema ante el boom inmobiliario que afecta el medio ambiente de Playa del Carmen.
Los jóvenes se han movilizado para que la industria inmobiliaria no destruya los ecosistemas. Talismán y Ana Paula visitaron un cenote en donde llevan a cabo una serie de proyectos de investigación y conservación.
Llenos de lodo, sudor y tierra, se arrastraban por una cueva en la que, por momentos, sólo cabían pecho tierra.
Una colonia de murciélagos le salió al paso mientras se acercaban a un ojo de agua en medio de una caverna en la que sólo había luz de las lámparas en sus cascos.
Una tarántula les bloqueó el paso por unos momentos, hasta que pudieron ahuyentarla. Los jóvenes de Playa del Carmen son miembros del proyecto científico Cenotes Urbanos, y han tomado el liderazgo del activismo por el medio ambiente.
Aunque se sienten ignorados por las autoridades y enfrentan a empresas que sólo piensan en las ganancias económicas, tienen la esperanza de lograr un cambio en favor del ecosistema.
Activistas en Playa del Carmen han estudiado especies endémicas y de suma importancia en Playa del Carmen.
Ante el paso de retroexcavadoras y maquinaria pesada, es evidente cómo han ido desapareciendo grandes porciones de selva en la región.
La especulación inmobiliaria generada en Playa del Carmen por agresivas estrategias turísticas y proyectos de inversión, como el Tren Maya, están causando que las constructoras pisen el acelerador.
Por eso, los jóvenes están en resistencia. Una resistencia a intereses particulares de organizaciones y gobiernos. Tienen claro que los países más poderosos necesitan invertir para lograr la meta de cero emisiones contaminantes y controlar la temperatura de la tierra. Saben que es necesario comenzar donde viven. Isabela es una joven activista y ambientalista, lidera el movimiento en Playa del Carmen, y está segura de que todos pueden contribuir a disminuir las afectaciones del cambio climático.
“Cuando tú eres consciente del planeta, cuando tú eres consciente de las problemáticas que existen actualmente, las que causan el cambio climático, tú puedes mejorar tus hábitos. Tú puedes cambiar”, dijo en la plaza municipal de Playa del Carmen donde encabezó una protesta para exigir justicia interseccional y climática.
“Nos referimos a que sea un tipo de justicia que englobe a todas las personas. A todas estas identidades, a todas estas secciones”, explicó Aura, otra activista que lidera el movimiento.
Fue el 24 de septiembre que el proyecto activista Fridays For Future se manifestó sobre la Quinta Avenida de Playa del Carmen, la calle principal de la zona turística y 30 jóvenes y niños con pancartas y consignas marcharon hacia el Antiguo Palacio del Ayuntamiento. “No estamos conformes en cómo se han manejado las problemáticas ambientales. No pararemos hasta asegurar nuestro futuro. Estamos hartos de las promesas falsas y vacías. Queremos un cambio y lo queremos ahora”, exigió Isabela.
Playa del Carmen está rodeada de una de las selvas más importantes del país y de Latinoamérica. Aunque se encuentra en estado saludable, con el paso del tiempo algunas porciones han quedado devastadas por los proyectos inmobiliarios.
Expansión de la industria inmobiliaria
El movimiento exige que se frene el ecocidio y se respalde a las comunidades indígenas que protegen el medio ambiente. Trabaja de manera paralela con otros jóvenes que, desde la investigación, la documentación y la conservación buscan rescatar, desde lo local, al planeta.
Este equipo ha hecho lo que nadie más en la región. Han registrado, investigado y mapeado varios cenotes que incluso se desconocían. Se han movilizado en una carrera para evitar que algunas cuevas, como ya ha pasado, sean tapadas completamente por empresas que construyen encima de ellas. Investigación para preservar el medio ambiente.
Dos jóvenes del proyecto Cenotes Urbanos estaban emocionados por ver una especie endémica de la Península de Yucatán, apenas podían contener la respiración para no ahuyentar al diminuto animal que se escondía en una roca: una cría de anguila ciega, una de las dos especies de pez ciego que hay en la región.
Talismán hizo de este animal su proyecto de investigación y conservación. Lo ha rastreado por los más de 250 cenotes que se tienen contabilizados en Playa del Carmen. Junto con el equipo de Cenotes Urbanos, ha logrado fotografiarlo y estudiar algunas de sus características. Una de ellas, es que es un bioindicador de la calidad del agua.
“Es una especie de la que se conoce muy poco. No se ha visto en ninguna otra parte del mudo más que en la Península de Yucatán. Si no tenemos información sobre esta especie, no vamos a poder defenderla”, explicaron a MILENIO. Para esta y todas las especies que habitan en los cenotes de Playa del Carmen, la industria inmobiliaria también representa una amenaza.
Toma aérea de Playa del Carmen
Sólo a algunos metros del cenote, maquinaria pesada remueve metro por metro la selva baja de Playa del Carmen. Ana Paula estudia otra especie endémica de los cenotes en la Península de Yucatán: camarones ciegos. Otro animal que, como las anguilas, es un indicador de la calidad del agua y también está amenazado por el crecimiento de la mancha urbana.
“Los camarones ciegos que hay aquí son endémicos de la Península de Yucatán. Son muy poco conocidos y estudiados. Son bioindicadores de la calidad del agua. Si hay mucha contaminación no habrá muchos camarones en el agua”, explicó. Ximena tiene 5 años y su proyecto es el de investigar la dieta de los murciélagos insectívoros que hay en las cuevas en las que se adentra.
Recolecta restos de insectos del guano, el excremento de los murciélagos. “Vine a recoger élitros de escarabajos que se comen los murciélagos insectívoros. Son las alas duras de los escarabajos. Y en el Planetario las cuento y le tomo fotos”, contó. Desde las más pequeñas ya investigan y salvaguardan especies de la destrucción humana.
Hackori, de 6 años, tiene un proyecto llamado “bichos cavernícolas”. Ha decidido ensuciarse para conocer de primera mano los detalles de la variada fauna dentro de los cenotes que visita. “La araña violinista puede hacer huecos pequeños o grandes, y son muy venenosas. Tienen dos pequeños pedipalpos con los que atrapan a sus presas y les inyectan veneno y luego se las comen”, dijo mientras señalaba al espécimen a algunos centímetros de él.
Por la noche, Talismán y Ana Paula emprendieron una nueva búsqueda: la dama blanca. La segunda y última especie de pez ciego en la región. La encontraron en un pequeño ojo de agua al final de un cenote a solo unos pasos de la casa de Talismán. “Playa del Carmen está creciendo de una forma tan rápida que las especies ni siquiera tienen tiempo de desplazarse. Se están destruyendo las selvas, se están acabando los ecosistemas y se está envenenando nuestra agua”, explicó Talismán.
“Lo que afecta es el mal desarrollo urbano de aquí, Playa del Carmen. Muchos drenajes están mal hechos, entonces llegan directo al subsuelo, sin ninguna forma de tratamiento. Toda esta agua sucia cae directamente al agua donde habitan todas estas especies y el agua que todos tomamos”, dijo Ana Paula.
Así, los jóvenes trabajan a contrarreloj. Temen que, eventualmente, los cenotes, ojos de agua y la selva de Playa del Carmen, desaparezcan. Sin Cenotes, no hay Paraíso. Los jóvenes y niños no están solos en sus proyectos de conservación.
Un experimentado biólogo los respalda y acompaña en todos sus trabajos: Roberto Rojo, un idealista. Lucha por rescatar el ecosistema de Playa del Carmen. Divide sus días entre su trabajo, como director del Planetario Sayab, el único museo científico en toda la ciudad, e intensas jornadas de activismo y conservación. Él está al frente del proyecto de Cenotes Urbanos. Cada fin de semana se adentran en alguno de los cenotes que se tienen contabilizados en la ciudad para mapearlos, hacer investigación e incluso limpiarlos. Asegura que “sin Cenotes, no hay Paraíso”.
El cenote de El Papalote se encuentra en el corazón de un fraccionamiento del municipio de Solidaridad, Quintana Roo. Los vecinos lograron que fuera cercado debido a que algunas personas lo usaban como tiradero de basura, para ir a drogarse e incluso como refugio. A finales de septiembre, una veintena de personas se organizó para recoger bolsas de todo tipo. Llenaron 11 costales, hasta lograr que el verde del lugar volviera a relucir. Los cenotes son esenciales para mantener vivo el ecosistema de Playa del Carmen.
A través de la piedra caliza de la cual están formados, filtran el agua de la lluvia. Esa agua, finalmente, es la que se utiliza en la ciudad, además de que el resto llega al mar. “La selva se ha talado a ras de suelo. Estamos contaminando los mantos acuíferos. Estamos tirando mucha basura. Si se afecta la selva, se afecta directamente el arrecife porque hay una conexión con todos los ríos subterráneos, las cuevas, cenotes y cavernas y es un ecosistema muy frágil que estamos degradando a una velocidad muy rápida”, explicó Rojo.
Y aunque parece que la batalla está perdida, la ciudad y las industrias están apoderándose de zonas que antes eran selva, el equipo de Cenotes Urbanos no se da por vencido. Los jóvenes, a quienes identifica como “guardianes de las cuevas”, esperan, cada uno desde su trinchera, lograr un cambio en su comunidad.