El Financiero
Pese al impacto generado por el COVID-19, el negocio de la hospitalidad podría reiniciar la recuperación en la segunda mitad de este 2021 y en el ámbito internacional en 2022. Dado que el turismo representa el 9% de la actividad económica de México, apenas por debajo de España cuya representatividad era del 12% antes de la pandemia.
De acuerdo con la Organización Mundial del Turismo (OMT) México ocupó en 2019 la posición 7 en el ranking global, en relación con la llegada de 45 millones de turistas internacionales, que apenas en 2018 alcanzó niveles récord. Un reporte al tercer trimestre de 2020 de la firma CBRE destaca una recuperación en el próximo bienio, ya que considera hasta ese momento las cifras generadas por la OMT de julio de 2020 donde 40% de los destinos a nivel mundial habían iniciado la reapertura, con uno de los niveles más bajos en confianza del viajero.
Hasta el tercer trimestre del año pasado, la perspectiva se orienta en la recuperación del desplazamiento del turismo mundial y la mejora en la confianza del consumidor, luego de un año en el que el empleo en el turismo mexicano cayó al menos 2.2%. El miedo al contagio y la confianza del viajero, son elementos clave para una industria que hasta la primera ola de contagios (agosto), tenía 80 países totalmente cerradas sus fronteras, 7 estaban listos para la reapertura y 47 países no tenían restricciones.
Con la segunda ola, el cierre de fronteras y el incierto avance del proceso de vacunación, los destinos nacionales e internacionales replantean cómo será el regreso. Lo aprendido en estos meses dejó, como sugiere el reporte señalado, una reconfiguración de la forma tradicional en que operaban los hoteles.
En función de esas tendencias, las principales cadenas hoteleras y los grupos de inversión con proyectos que adicional al resort integran un área de second homes han incorporado cambios en sus interiores para promover niveles bajos de contacto e interacción, máximo uso de tecnología y protocolos de distancia saludable. Este proceso ha representado la emisión de certificados, e iniciativas para favorecer el reboarding en el negocio hotelero.
De esta manera, la tecnología juega un nivel prioritario en la operación de los espacios de descanso. Ahora la irrupción en la operación abarca áreas de reservaciones, check in, servicio a cuartos, llaves virtuales, cabinas de sanitización y todo lo involucrado con el touchless. La generación de experiencias y actividades al aire libre, superan lo experimentado por cadenas involucradas en el bienestar y el turismo sostenible.
La nueva ola y explosión del turismo carretero, al igual que actividades crecientes como el glamping y expediciones diferenciadoras están totalmente vinculados con las tendencias de los viajeros en el año que inicia. Una de las tendencias registradas por distintas encuestas de firmas globales Airbnb son los nuevos hábitos de viajero que busca vivir en cualquier sitio, vacacionar en casa y viajar en grupo. Estas han logrado complementar algunas iniciativas producto de la actual pandemia son la desarrollada por Hilton Hotels & Resorts con Lysol y la Clínica Mayo, además de la creación del Global Cleaning Council, que lideró Marriott International.
Incluso algunas certificaciones de la operación inmobiliaria han adecuado sus parámetros de cara a los nuevos requerimientos. Un aspecto no menos relevante en los proyectos turísticos son los reacomodos de portafolios de propiedades.
Si bien no todas las transacciones obedecen al efecto de la pandemia, su realización es representativa porque genera un nuevo mapeo y fortalecimiento de los distintos conceptos. El estudio de CBRE destaca algunos casos como la venta del hotel La Perla en La Paz, Baja California Sur, el Rosewood San Miguel Allende y el Waldorf Astoria Los Cabos Pedregal.
Caso contrario fue la compra que LVMH hizo del Belmond Maroma en Quintana Roo y el Belmond Casa de Sierra Nevada en San Miguel de Allende, como parte de la consolidación de las firmas para mantener un liderazgo en el segmento de lujo.