Los bares y centros nocturnos de la zona hotelera estaban abiertos y con gran anuencia de público.
Por Esto/Rubén Cruz
El jueves pasado el gobernador de Quintana Roo, Carlos Joaquín González, anunció el retroceso del Semáforo Epidemiológico al color Naranja para la zona de norte de la entidad (Cancún, Playa del Carmen, Lázaro Cárdenas, Tulum, Puerto Morelos, Cozumel e Isla Mujeres) del 25 al 31 de enero.
Esto implicaría reducir el aforo en playas, cines, parques públicos, teatro, centros comerciales, casinos, peluquerías y salones de belleza, servicios religiosos, inmobiliaria y manufactura. Además quedarían cerradas, escuelas, bares, centros nocturnos, discotecas, centros de espectáculos, cantinas y similares, sin embargo, la zona de antros del boulevard Kukulkán y la Plaza de Toros abrieron sus puertas sin ninguna restricción.
La principal anuencia se registró en las discotecas El Congo, Coco Bongo y los bares situados en el Callejón de los Milagros, donde principalmente los extranjeros convivían sin respetar las medidas de distanciamiento social y sin usar cubrebocas.
En general toda la zona de discotecas registró gran asistencia de visitantes, que si bien portaban el cubrebocas, se aglomeraban sobre la acera para disfrutar de la música y observar el espectáculo de las bailarinas.
Meseros, ‘brazaleteros’ y personal de seguridad de las distintas discotecas y bares también se encontraban en la banqueta invitando a los turistas a ingresar a los distintos locales y como medida de prevención únicamente aplicaban gel antibacterial en las manos a los clientes.
Algunos restaurantes tampoco respetaron el 30% de aforo permitido y las mesas lucieron completamente llenas, sin la debida distancia una de otra, a pesar de que se encontraban en un lugar cerrado.
Cuestionado sobre si no le daba miedo contagiarse de COVID-19, un turista venezolano dijo brevemente que había viajado a este destino turístico para olvidarse de las restricciones provocadas por la pandemia en su país y si estaba vacaciones iba aprovecharlas al máximo.
Por su parte, los trabajadores dijeron que ellos sólo estaban ahí para trabajar y ojalá sus centros de trabajo continúen abiertos porque su único ingreso es esa fuente de trabajo. Mientras que la Plaza de Toros no registró gran asistencia y en su mayoría clientes nacionales ocuparon alrededor de seis mesas en los distintos bares y cantinas que se ubican en el lugar, que normalmente es visitado por los locales.
Cabe mencionar que en ambos lugares había elementos de la Policía Quintana Roo, pero en ningún momento intervinieron para pedir a los visitantes que no se aglomeraran, como lo hacen la zona urbana de Benito Juárez. Tampoco se observó a las autoridades encargadas de inspeccionar el aforo ni que dichos lugares estuvieran cerrados.