El Financiero/César Cantú
La economía mundial aún no se recupera por completo de la sacudida generada por Covid-19 y el panorama luce nuevamente con gran incertidumbre por el conflicto en Ucrania.
Un paquete de reportes publicados por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) augura que la invasión de Rusia a Ucrania prolongará la oscura temporada que vive la economía mundial.
De acuerdo con un reporte de Standard & Poor’s (S&P), además de los costos humanos y la perturbación en los mercados financieros, que dispararon los precios del crudo, el conflicto podría tener efectos profundos y prolongados en las perspectivas macroeconómicas y en las condiciones crediticias en todo el mundo.
Por su parte, el banco de inversión Barclays afirmó que la invasión rusa de Ucrania ha creado una inmensa incertidumbre para el panorama mundial a corto, pero también a largo plazo y señaló que los precios más altos de la energía y las sanciones son canales de contagio inmediatos, que afectarán a Europa mucho más que a otras regiones.
La firma indicó que los precios más altos de los energéticos implican un shock negativo para la oferta, similar a la de otras crisis del petróleo, lo que reducirá el crecimiento económico global. La incertidumbre en el conflicto genera hoy un repunte de 4.4 por ciento en el precio del crudo Brent, que cotizaba en 102.3 dólares ayer por la noche, mientras que el Brent sube 5.6 por ciento a 96.7 dólares.
En tanto, el rubro se hundía 28 por ciento, a 117.8 unidades por dólares en las primeras horas de este lunes, a medida que se intensificaban las sanciones contra Rusia, de acuerdo con información de Bloomberg.
En Asia, las bolsas abrieron hoy con pérdidas y la de Japón retrocedía 0.42 por ciento, mientras que la de Hong Kong retrocedía 1.38 por ciento, y la de Singapur caída 2.11 por ciento. La cotización del oro se ubicaba en mil 908.8 dólares, con un avance de 1.12 respecto a la jornada previa. S&P recortó a ‘BB+’, la nota de la deuda soberana de Rusia , desde ‘BBB-’, con lo que quedó fuera del grado de inversión y la colocó en vigilancia con implicaciones negativas. Asimismo, bajó la nota soberana de Ucrania, de ‘B’ a ‘B-’.
“Existe una alta incertidumbre sobre la evolución del conflicto geopolítico y las sanciones adicionales, así como las repercusiones económicas y financieras finales de las restricciones existentes”, apuntó la calificadora.
Advirtió que mayores tensiones sobre la disputa entre Rusia, Ucrania y la OTAN aumentan el riesgo de restricciones en el comercio y los flujos de capital y podrían afectar el crecimiento económico. Para S&P, las implicaciones del conflicto entre Rusia y Ucrania podrían presentarse en forma de interrupciones en el suministro de energía, así como choques de precios; presiones inflacionarias sostenidas; un lastre para el crecimiento económico, errores de política de los bancos centrales; una crisis migratoria en Europa del Este, así como ciberataques adicionales entre Rusia y sus supuestos adversarios, entre otros efectos.
Golpe en los precios
Según la OCDE, las principales presiones por el conflicto provendrán de los aumentos de precios y el desajuste de las cadenas globales de suministro, dos elementos que no han cesado en sus azotes a economías de todo el mundo desde que estalló la pandemia a inicios de 2020.
Estimó que el primer golpe a los precios se sentirá desde el flanco de los energéticos, ya que Rusia es uno de los principales productores de petróleo (12 por ciento del total), gas natural (18 por ciento) y carbón (6 por ciento) a nivel global.
También es uno de los mayores proveedores de energía en Europa. La industria química, la de metales, la de cemento y la papelera son las que enfrentan los mayores riesgos. Por el momento, el suministro energético ruso no ha sentido el impacto del conflicto ni de las sanciones impuestas por Occidente.
Sin embargo, el organismo identifica una interrupción en los suministros globales de energía como una de las consecuencias más graves e inminentes del conflicto en Europa del Este. La OCDE calculó que un incremento de 30 por ciento en los precios del petróleo, gas y carbón se traduciría en un aumento de 1.25 puntos porcentuales en la inflación de países que integran el bloque y esto reduciría en medio punto porcentual el avance del Producto Interno Bruto (PIB) de las economías del grupo.