*Con apenas 5 millones de afiliados, que no son ni la quinta parte de los poseedores de armas de fuego en el país, cuenta con una enorme capacidad de cabildeo
AFP
Las víctimas de un tiroteo más en una escuela de Estados Unidos ahora fueron 19 niños de origen hispano y dos maestras. El joven que realizó el ataque en Uvalde, Texas adquirió con 18 años recién cumplidos dos rifles AR-15, considerados como armas de asalto. Unos días después, abrió fuego contra los alumnos de la Escuela Primaria Robb.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dio un duro discurso en la Casa Blanca unas horas después del tiroteo. El demócrata dijo una frase que se volvió titular en todos los medios: “Como nación nos tenemos que preguntar, en nombre de Dios, cuándo enfrentaremos al lobby de armas”. “Estoy harto y cansado de lo que está pasando y sigue pasando”, dijo Biden.
El expresidente Barack Obama, de quien Biden fue vicepresidente entre 2009 y 2017, dijo que Estados Unidos está paralizado por el lobby de las armas en una serie de mensajes publicados en su cuenta de Twitter.
Estas palabras se parecen mucho a unas que pronunció en una comparecencia ante el Congreso en 2016, cuando aún gobernaba Estados Unidos. “El lobby armamentístico puede tener al Congreso secuestrado ahora, pero no puede tener a América. No podemos aceptar esta carnicería”, dijo Obama entonces.
En esa ocasión, lloró al recordar a los niños fallecidos en la primaria Sandy Hook, en Newtown, Connecticut, la peor matanza en un colegio en la historia del país. Ese tiroteo ocurrió hace 10 años. Desde entonces, los avances en el control de armas han sido mínimos.
Múltiples iniciativas para reformar las regulaciones de armas han fracasado en el Congreso de Estados Unidos, dejando en manos de los estados y los gobiernos locales que endurezcan, o debiliten, sus propias restricciones.
“Hay muy poca legislación que limite y reduzca la venta de armas a su mínima expresión y con todas las restricciones”, señaló Érick Fernández, internacionalista de la Universidad Iberoamericana, en un comunicado.
Estas normas laxas han sido, en gran parte, resultado del trabajo de la Asociación Nacional del Rifle (NRA), el lobby de las armas del que Biden y Obama dirigen sus quejas.
La NRA tiene su origen en la Guerra Civil de Estados Unidos, recuerda Gildardo López, profesor de la Escuela de Gobierno de la Universidad Panamericana en entrevista con Expansión.
“La Asociación Nacional del Rifle nace en 1871 con la idea de enseñar a las personas a disparar porque en la Guerra Civil se dieron cuenta que no eran buenos para hacerlo. Después, como una organización de caza deportiva, propugna por una regulación en la tenencia de armas y de capacitación”, dijo López.
Sin embargo, desde la década de 1960, con la aparición de las Panteras Negras y otros grupos radicales que luchaban con la fuerza por los derechos civiles de los afroamericanos, es que la NRA comienza a defender la segunda enmienda de la Constitución de Estados Unidos y el derecho a la posición de armas como su bandera ideológica.
Desde entonces, se han convertido en uno de los grupos de cabildeo más importantes para el país.
Un cabildeo efectivo
El especialista en política estadounidense señala que el poder de la NRA está sobredimensionado, pues ni sus capacidades económicas ni de movilización son tan grandes como la de otros grupos de derecha en Estados Unidos, sin embargo, las han sabido usar de manera muy efectiva.
“Sí tiene un buen número de afiliados, 5 millones, pero tampoco son los suficientes para inclinar una elección”, dice López, quien indica que la NRA obtiene hasta 500 millones de dólares en ganancias anuales entre membresías y eventos.