Columna: Seguridad y Defensa Carlos Ramírez @carlosramirezh
La reunión oficial mañana entre el presidente López Obrador y el presidente Joseph Biden se dará en el escenario complicado de que Estados Unidos está necesitando, como nunca, la alianza estratégica con México, pero Palacio Nacional ha sido muy claro en señalar que los intereses nacionales mexicanos no son los mismos de los intereses nacionales americanos.
La reunión entre los dos presidentes en la Casa Blanca ocurrirá después del plantón público de López Obrador en la IX Cumbre de las Américas, donde Estados Unidos fijó con claridad las líneas geopolíticas para la región al sur del río Bravo. Asimismo, el encuentro se realizará en medio de la desactivación del papel de representante estadounidense del embajador Ken Salazar, a quien acusan en Washington que es ya militante de la cuarta transformación.
La cita entre los dos presidentes, por si fuera poco, tendrá como escenario el mensaje globalizador del presidente Biden en la pasada reunión de la OTAN y el replanteamiento de las tres principales líneas de acción: relanzar a ese organismo como una especie de Pentágono europeo o casa de la guerra estadounidense a nivel trasatlántico, obligar a todos los países europeos a gastar no menos de 2% del presupuesto en requerimientos militares y asumir, todos, el compromiso de confrontar a Rusia y a China.
Un poco para calentar el ambiente, el presidente López Obrador anunció que no confrontará a Rusia por la guerra de Ucrania y convocó a una búsqueda inmediata de la paz, refrendando la decisión mexicana de no apoyar la beligerancia de la Casa Blanca como el motor político de la invasión rusa de Ucrania y después de que Washington logró sacar a Suecia y a Finlandia de su posición histórica de no involucrarse en bloques militares. Al tomar posesión de su cargo, el secretario de Defensa de EU invitó públicamente a México a adherirse a la OTAN.
De ahí que la visita de López Obrador está pintando para puros no.
ZONA ZERO
Un video acreditado al Cártel Jalisco está reproduciendo un mensaje bastante extraño: esa organización armada del narcotráfico declara la guerra a otros cárteles, pero señala la paz con la sociedad y sobre todo con las comunidades religiosas, aunque en la realidad ese agrupamiento delictivo está confrontando a las fuerzas federales de seguridad y a la sociedad.