“Nos estamos muriendo de frío, ya no aguanto por los niños”, expresó Omeira, originaria de Venezuela, al tiempo que levantaba su casa de campaña del campamento migrante instalado a orillas del río Bravo, en la ciudad fronteriza de Matamoros, Tamaulipas, limítrofe con Brownswille, Texas.
Mientras, en El Paso, colindante con Ciudad Juárez, Chihuahua, la Patrulla Fronteriza permitió el ingreso de 300 indocumentados que acampaban en las inmediaciones de dicho cauce a fin de protegerlos del clima gélido (menos ocho grados centígrados).
De lado mexicano, policías municipales trasladaron a 57 extranjeros al albergue Kiki Romero, administrado por el ayuntamiento juarense. La mayoría son venezolanos que pretendían cruzar la frontera para solicitar asilo político a Estados Unidos, precisó la Dirección de Derechos Humanos municipal.
Cientos de indocumentados que se encuentran en Matamoros no soportaron la temperatura de menos dos grados centígrados (con una sensación de menos nueve) que se registró durante la madrugada del viernes y no les quedó otra alternativa que acudir a un refugio habilitado por las autoridades municipales.
Un venezolano que durmió a la intemperie se desplomó con signos de hipotermia y paramédicos de la Cruz Roja lo trasladaron a un hospital; los extranjeros fueron trasladados a la estancia en varios camiones y al mediodía el campamento quedó semivacío.
Gladys Cañas, de la agrupación Ayudándolos a Triunfar, afirmó que mil migrantes ya abandonaron el campamento y se encuentran en el albergue instalado en el auditorio Mundo Nuevo, ubicado en la avenida Pedro Cárdenas Sur.
“Yo quiero que se vayan todos (al refugio) pero no los hemos podido convencer; ayer convencí a siete de que no se aventaran al río, pues es mucha su desesperación. Ahora el tema es que su vida peligra, ya cayó uno y no sabemos cuántos más habrá, el clima está muy mal y va a bajar más”.
Dayana de la O Rivadeneira, mujer transexual, atravesó a nado el río Bravo el pasado jueves, pero sólo estuvo unas horas en Brownsville, Texas y fue deportada de inmediato.
“Me entregué y me llevaron a un centro; luego me dieron de comer y dejaron que descansara. Posteriormente acudí a tomarme las huellas y después me regresaron por el puente”, narró.
A la espera de un camión que la llevará al refugio habilitado por el ayuntamiento, comentó que junto con 14 integrantes de la comunidad LGBT+ cruzó a nado y desconoce dónde están sus compañeros. “Por ser mexicana me regresaron aquí, no sé qué pasó con los demás”.
Exhortan a no cruzar a nado el río Bravo
Dayana hizo un llamado a los migrantes a evitar arriesgarse y no cruzar el cauce, más aún con el riesgo de sufrir hipotermia por las heladas aguas del río Bravo.
Actualmente, en distintas regiones de Matamoros se encuentran alrededor de 10 mil migrantes de Venezuela, Haití y El Salvador, según cifras de la agrupación Ayudándolos a Triunfar, que les da apoyo y asesoría.
En tanto, Hugo Carmona, jefe asociado de operaciones de la Patrulla Fronteriza en el sector de El Paso, invitó a “las personas en situación de movilidad a no arriesgar sus vidas cruzando a través del río Bravo o el desierto por el riego de morir de hipotermia”.
Sin embargo, a pesar del temporal y las condiciones adversas, cientos de indocumentados siguen llegando a Ciudad Juárez creyendo que el gobierno de Joe Biden atenderá su petición.
Por el contrario, las autoridades migratorias de ese país los detienen, los fichan y los deportan por entrar de manera indocumentada a Estados Unidos, lo que les impide el beneficio de asilo político en el futuro.
Según el alcalde de Ciudad Juárez, Cruz Pérez Cuéllar, hoy día en esa urbe fronteriza hay alrededor de 20 mil migrantes centroamericanos y sudamericanos. La Jornada/Julia Le Duc y Rubén Villalpando, corresponsales