En la etapa de construcción y mantenimiento del Tren Maya se contemplan 28 impactos ambientales, de los cuales 22 serán negativos
Luces del Siglo/Marco Antonio Barrera
El tramo 4 del Tren Maya que correrá de Izamal a Cancún se llevará más de 92 mil árboles de selva de los municipios quintanarroenses de Lázaro Cárdenas, Puerto Morelos y Benito Juárez.
La afectación por el tendido férreo y sus obras complementarias en la entidad representará el 99.2 por ciento de todos los ejemplares que implica la obra de 239.5 kilómetros que irá de Izamal a Cancún.
En la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) Modalidad Regional que el Fondo Nacional de Turismo presentó a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, se establece que el transporte turístico y de carga terrestre tendrá un plazo de desarrollo de tres años para hasta completar el trazo de Yucatán a Quintana Roo.
En los once municipios por donde atravesará el Tramo 4, la mayor afectación será de 92 mil 054 árboles que corresponderá a los tres municipios quintanarroenses.
En el capítulo III del documento se menciona que 66 mil 855 piezas ocupan 122.43 hectáreas de Lázaro Cárdenas, 13 mil 101 en 181.28 hectáreas de Puerto Morelos y 12 mil 098 en 34.42 hectáreas en Benito Juárez.
Entre los ocho municipios de Yucatán por donde se colocará la vía el daño la remoción alcanzará 700 árboles, de los que 196 se encuentran en Izamal, 216 en Kantunil y 288 en Sudzal. Los restantes Yaxcabá, Tinum, Uayma, Valladolid y Chemax no contemplan desplantes.
IMPACTOS AMBIENTALES
En la versión pública del documento que se integra por más de seis mil 500 cuartillas se asienta que el tren turístico alcanzará una velocidad de 160 kilómetros por hora (km/h), y el de carga correrá a un máximo de 85 km/h. En la etapa de construcción y mantenimiento se contemplan 28 impactos ambientales, de los cuales 22 serán negativos, especialmente contra la atmósfera, hidrología (agua) superficial y subterránea, geología (tierra), edafología (composición del suelo), vegetación, fauna y ecosistemas sensibles en las etapas de construcción, operación y mantenimiento.
Casi todos los daños serán moderados, excepto uno catalogado severo, que será la pérdida de cobertura vegetal en 317.28 hectáreas por el desmonte y despalme de la vegetación, pero sin que se detalle por cada entidad.
El mayor daño a la fauna se provocará por el uso de maquinaria, la disminución de hábitat por desmonte de vegetación, pero también habrá afectaciones a ejemplares en alguna categoría de riesgo enlistada en la NOM-059-SEMARNAT-2010 y otras especies de lento desplazamiento. Otros serán la alteración de la calidad del aire por generación de partículas suspendidas, emisiones a la atmósfera, ruido y contaminación de cuerpos temporales y subterráneos de agua.
Además, la modificación de infiltración por cambio de suelo y del patrón de drenaje por movimientos de tierra y la pérdida de suelo por erosión hídrica y la compactación provocada por el paso de maquinaria. Los impactos estarán presentes en todas las etapas, como preparación del sitio, desmonte, despalme, movimiento de tierras, desmantelamiento y demolición del cuerpo de la autopista 180D, y operación y mantenimiento de maquinaria y equipo. Igualmente, en la instalación de oficinas, talleres, almacenes y servicios temporales de obras, conformación de terraplén, obras de drenaje, pasos de fauna y ganaderos, estructura de balastos, durmientes y rieles, estaciones, entronques, retornos y pasos vehiculares.
“PELIGRO LATENTE”
Un “peligro latente” que se advierte es el fenómeno de karsticidad del suelo; es decir, rocas u otros materiales que al entrar en contacto con agua podría generar la compactación del terreno y provocar hundimientos en cuevas y cavernas que podrían desencadenarse por el paso y la operación de la maquinaria. “Cabe la posibilidad de tener un colapso del techo de cavidades y cavernas”.
La superficie de desplante del tramo 4 se estima en mil 437 hectáreas, de las cuales mil 287 corresponderá a la vía férrea que aprovechará la infraestructura de la carretera 180D, 91 mil 650 hectáreas para la vía hacia Cancún y otras 58 mil 420 hectáreas para cubrir el tramo de Izamal.
El conjunto de la obra prevé cinco estaciones (Chichén Itzá, Valladolid y Xibalbá (Yucatán) y Leona Vicario (Puerto Morelos) y Nuevo Xcán (Lázaro Cárdenas), y 25 pasos vehiculares, 55 ganaderos y 19 de fauna. Asimismo, 61 obras de drenaje, 2 curvas, un camino de servicio, dos zonas de servicios para carretera, 4 laderos e igual cantidad de entronques, una base de mantenimiento y ocho retornos.