- Analistas destacan la actual destreza de los militares ucranios para manejar armas cada vez más modernas y complejas
La Jornada/Juan Pablo Duch, corresponsal Foto Afp
Moscú
Al comenzar Rusia esta guerra, la madrugada del 24 de febrero de 2022, era impensable que Ucrania –tomando en cuenta el arsenal que tenía y la mermada capacidad de su industria– pudiera resistir ya casi un año, tampoco que en este lapso haya podido recuperar la mitad del territorio que perdió en los primeros meses de los combates o frenar los avances rusos hacia Kiev y Járkov.
Pero al día de hoy –irreconciliables las posiciones de las partes beligerantes– queda mucho para que Moscú logre alcanzar las metas que fijó para su “operación militar especial” y para que, en el otro extremo, Kiev cumpla su sueño de volver a tener el territorio que le pertenecía hasta 1991, antes del colapso de la Unión Soviética.
Por tanto, inmersos rusos y ucranios en un escenario que sólo conlleva más muertes y devastación, no se vislumbra un próximo fin de las hostilidades y, en mucho, ello se debe a que, en estos 11 meses y de forma gradual, Ucrania ha recibido ingente ayuda foránea por parte de Estados Unidos y sus aliados.
El respaldo externo a Ucrania rebasará este año, en todas las modalidades en que se otorga, una cifra aproximada de 100 mil millones de euros, y una parte considerable de esta suma, difícil de cuantificar, sirve para financiar la entrega de armamento variado, que va de los primeros y simples Javelin, proyectiles antitanque portátiles, a los sofisticados sistemas de defensa antiaérea Patriot con misiles de largo alcance, pendiente aún la posibilidad de suministrar los modernos tanques Leopard, de fabricación alemana.
Amagos nucleares
Cada vez que Washington y sus aliados suben la calidad del armamento entregado a Kiev, Moscú lo considera una intromisión inadmisible y advierte que eso puede desatar un conflicto nuclear. Así lo dijo cuando llegaron al arsenal ucranio los sistemas móviles de lanzamiento de misiles Himars, lo repitió con los de defensa antiaérea Nasams y Patriot y lo hace ahora con las posibilidad de que aparezcan en los campos de batalla los tanques Leopard, aunque más allá de las enérgicas palabras no emprende ninguna acción para neutralizar lo que califica de afrenta.
Estados Unidos, quien marca la pauta a los demás miembros del llamado Grupo de Contacto, la coalición de países aliados de Ucrania, bloquea hasta ahora la entrega de armas que puedan impactar en el territorio de Rusia, si bien no reconoce como tal la península de Crimea, absorbida en 2014, ni las cuatro regiones anexionadas en septiembre pasado.
Los ataques ocasionales que, de vez en cuando, se producen en suelo ruso nunca son reivindicados por Ucrania y se llevan a cabo con armas de producción propia, y, de un tiempo para acá, en Moscú se llega a la exageración de instalar, en los techos de algunos edificios oficiales como las sedes de las cámaras del Parlamento o del gobierno y de la residencia presidencial de Novo Ogoriovo, baterías antiaéreas para protegerse de hipotéticos ataques de drones no identificados.
La cronología del suministro de armas a Ucrania muestra, por un lado, la extraordinaria capacidad de aprendizaje de los militares ucranios para manejar armas cada vez más modernas y complejas y, por el otro, cómo –mes a mes– el material entregado dejó de ser netamente para fines de defensa y, según se infiere de lo más reciente, ya parece destinado a ser recurso de ataque en una eventual ofensiva.
A fines de febrero y comienzos de marzo de 2022, aparecieron los FGM 148 Javelin, misiles portátiles contra tanques de fabricación estadunidense, que permitieron frenar el avance de los tanques y carros blindados rusos sobre de Kiev. Poco después empezaron a llegar los estadunidenses FIM-92 Stinger y los británicos Startstreak, ambos más efectivos que los Javelin.
Desde marzo, el ejército ucranio usa los drones de alta tecnología Bayraktar TB2, que vende por 5 millones de dólares el artefacto un consorcio propiedad del yerno del presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, los cuales –a diferencia de los drones “suicidas” iraníes que compró Rusia a 40 mil dólares cada uno– pueden utilizarse en misiones de especial importancia mientras, obvio, no sean derribados.
Arsenal de defensa
En abril, Gran Bretaña comenzó a mandar sus obuses remolcados M-77, en mayo arribaron los también británicos misiles guiados aire-tierra Brimstone y los misiles estadunidenses Harpoon, contra buques de guerra y también blancos en tierra. El verano estuvo marcado por la entrega, en junio, de los sistemas estadunidenses Himars de lanzamiento de misiles múltiples y los lanzacohetes múltiples M270 MLRS, limitados a un máximo de 80 kilómetros de alcance, el primero, y 60 kilómetros, el segundo.
En julio, el ejército del presidente Volodymir Zelensky recibió los misiles tácticos aire-tierra AGM-88 Harm estadunidenses y, en agosto, los carros blindados antiaéreos Gepard alemanes con dos cañones y alcance de 5 kilómetros y medio.
En octubre, se sumaron los sistemas antiaéreos alemanes IRIS-T con un alcance de hasta 40 kilómetros, en noviembre, el sistema noruego de misiles tierra-aire Nasams, y en diciembre, los avanzados sistemas estadunidenses de defensa antiaérea Patriot.
Para tener una idea aproximada de los suministros por tipo de arma, un repaso de las noticias confirmadas por los respectivos gobiernos durante un periodo de medio año, desde marzo y hasta agosto de 2022, arroja el siguiente panorama:
En artillería –cañones, obuses, morteros– tanto de fabricación en países de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) como de la época soviética, destacan cerca de 200 unidades de AHS Krab, M77, M114, Caesar, M109 A3GM, FH70 y Panzerhaubitze 2000, de fabricación en la alianza noratlántica proporcionados por Estados Unidos, Canadá, Australia, Gran Bretaña, Francia, Noruega, Italia y Países Bajos.
De los equipos de la época soviética, la República Checa dio 20 DANA y Estonia al menos 9 D-30. Dinamarca, Lituania y Polonia enviaron morteros M-10 y LMP-2017, sin que se haya podido precisar la cantidad, salvo en un lote polaco de 100 unidades.
En materia de lanzadores múltiples de misiles, en el mismo periodo, Estados Unidos entregó ocho unidades de Himars 142, la república Checa, 20 de RM-70; Alemania, tres de Mars II y Gran Bretaña un número no precisado de M-270.
A esto hay que añadir centenares de vehículos para transporte de tropas, tanques de la época soviética T-72 (tan sólo Polonia dio 240 unidades), carros de combate YPR-765, M80A y BVP-1.
También se debe agregar cerca de 50 mil aparatos portátiles de proyectiles tierra-aire y contra tanques como Piorun, Starstreak, Mistral, Stinger y Javelin; sistemas de misiles también portátiles M72, Strela, Panzerfaust 3, AT4, NLWA y RPG-18.
Estados Unidos, Gran Bretaña y Alemania encabezan, en ese orden, la lista del medio centenar de países que suministran armas a Ucrania. El gobierno de Volodymir Zelensky se siente capaz de lanzar una ofensiva en primavera y confía en que a la brevedad, la coalición de aliados logre el consenso que permita la entrega de cerca de 100 tanques Leopard, sumando los que acepte entregar Alemania y los que puedan rexportar Polonia, Finlandia, Dinamarca y otros seis países que sólo esperan el visto bueno del propietario de los derechos.
Con poder de ataque
Entretanto, el más reciente paquete de ayuda militar a Ucrania –amarrado en la reciente reunión en la base militar de Ramstein, Alemania– se diferencia de los anteriores e incluye más artefactos y sistemas que pueden usarse con fines de ataque.
Por poner un ejemplo, en lo que hace sólo a carros de combate, Estados Unidos ofreció 109 Bradley, 90 Stryker y 53 MRAP; Suecia, 50 CV90; Alemania, 40 Marder 1A3; Francia, 40 AMX-10RC; y Canadá, 200 Senator.
Asimismo, Washington prometió 22 rampas móviles de lanzamiento de misiles antitanque TOW, seis vehículos equipados como centro de mando de operaciones, 12 vehículos para transportar proyectiles y 350 Jeeps Humvee.
Y Gran Bretaña, 14 tanques Challenger 2; Dinamarca, sistemas de artillería móviles Caesar, encargados a Francia; Suecia, obuses móviles Archer; Polonia, sistemas de defensa antiaérea C-60 y 70 mil proyectiles para éstos y ametralladoras; Estonia, obuses FH-70 y D-30, además morteros; Letonia, sistemas de misiles antiaéreos Stinger, dos helicópteros y ametralladoras por una cifra no definida.
¿Qué sigue? Sin duda, el próximo paquete de armamento que los grandes consorcios de la industria militar de Estados Unidos y sus aliados ya están preparando, al margen de la decisión que tome Alemania respecto a sus tanques Leopard.