- La alcaldesa Femke Halsema defiende a toda costa su plan, pero no ha logrado convencer a los habitantes
El proyecto de la alcaldía de Ámsterdam de desplazar la prostitución del famoso Barrio Rojo hacia un “centro erótico” en los suburbios creció la tensión de vecinos y trabajadoras sexuales, opuestos a este cambio, contra las autoridades.
Centenares de vecinos de los suburbios en cuestión, que no quieren que se instale un “enorme burdel” junto a sus casas, se unieron a las protestas de las trabajadoras sexuales que desean quedarse tras las vitrinas iluminadas con neón escarlata cerca de los canales del centro histórico.
La protagonista de la polémica es la alcaldesa Femke Halsema, quien defiende con todas sus fuerzas su plan, pero no logra convencer.
“No es posible”, dice llorando una madre tras un encuentro entre la alcaldesa y los residentes de uno de los tres lugares planeados para la creación del centro erótico. Los residentes temen que el alboroto del Barrio Rojo llegue a sus calles.
Por su lado, las trabajadoras sexuales consideran ser el chivo expiatorio de la alcaldesa en su intento por controlar la criminalidad y el turismo de masas en el centro de la ciudad.
}“La alcaldesa dice que sólo somos una atracción turística y que la gente viene a burlarse de nosotros y a humillarnos”, dice una trabajadora sexual. “Pero no es así”, añade quien se identifica como Michelle.
RESISTENCIA
Ámsterdam, cuna de la prostitución legal, trata de librarse de su imagen de “ciudad del pecado” y trata de reducir el turismo de fiesta.
“Siempre habrá resistencia, independientemente de cuál sea la solución elegida”, dice Halsema, visiblemente cuestionada durante sus encuentros con los residentes.
En marzo, salieron a las calles con el lema “Salven al Barrio Rojo”, tras afirmar que el hecho afectará su actividad y seguridad.
CAZA DE BRUJAS
El Barrio Rojo solo representa una “pequeña parte”, de la prostitución de la capital neerlandesa, subrayó Alexander de Vos, ex trabajador sexual gay presente en una reunión entre la alcaldesa y ciudadanos de Ámsterdam.
“También hay personas transgénero y gays. No hay lugar y ese centro les ofrece una posibilidad”, agrega. Alexander dice estar contra un cierre del Barrio Rojo, objeto de medidas cada vez más restrictivas: los burdeles deben cerrar más temprano el fin de semana y la prohibición del consumo de alcohol será ampliado al cannabis.
Ámsterdam también lanzó una campaña en línea para desanimar a los jóvenes europeos a realizar despedidas de solteros u otras actividades festivas en la ciudad.
Al denunciar una “caza de brujas”, las trabajadoras sexuales aseguran que el hecho de desplazarlas impactará sus ganancias sin resolver el problema. / CON INFORMACIÓN DE AFP