- Es la Suprema Corte el poder institucional más poderoso y complicado que enfrentará quien se convertirá en la primera mujer presidenta de la República y entre sus principales urgencias está construir puentes de diálogo y negociación…
Con una ventaja anticipada de más del doble de puntos porcentuales sobre su principal contendiente Xóchitl Gálvez, las primeras encuestas arrojan que Claudia Sheinbaum, de la coalición de izquierda Morena-PT-PV, se perfila para ocupar la primera magistratura del país en 2024, lo que la posiciona como la primera mujer que enfrentará a una rabiosa oposición conformada por poderosos grupos políticos y económicos, institucionales y fácticos.
En primer lugar, destaca la Suprema Corte de Justicia de la Nación, encabezada por su presidenta Norma Piña, de abierta inclinación de derecha y quien sistemáticamente preside fallos contra todo proyecto, iniciativa o reforma constitucional que sale de Palacio Nacional. A ello se suma el otorgamiento de amparos en beneficio de todos aquellos opositores al gobierno y al presidente Andrés Manuel López Obrador; protección de esa justicia federal a empresarios defraudadores, lavadores de dinero, exfuncionarios y políticos corruptos, evasores fiscales, miembros de la delincuencia organizada, homicidas, feminicidas, huachicoleros, gobernadores narcos, tratantes de personas, secuestradores y todo tipo de criminales.
Es la Suprema Corte el poder institucional más poderoso y complicado que enfrentará quien se convertirá en la primera mujer presidenta de la República y entre sus principales urgencias está construir puentes de diálogo y negociación que permitan la gobernabilidad y se le baje a la confrontación que afecta al bien público y la impartición de justicia.
Otros grupos institucionales opositores con los que tendrá que lidiar la próxima mandataria de la Nación son los debilitados partidos Acción Nacional, Revolucionario Institucional, Movimiento Ciudadano y Revolución Democrática, pues aunque han pedido espacios políticos en todo el país -como gubernaturas y congresos locales-, votan todo en contra en las dos cámaras.
Esa oposición, representada en los partidos políticos de derecha, eligió a una débil candidata presidencial Xóchitl Gálvez, quien arrastra una imagen de corrupción, tráfico de influencias y abuso de poder desde que fue delegada en Miguel Hidalgo, lo que beneficia a Claudia Sheinbaum, pero tanto Morena como sus partidos aliados deben trabajar en una fuerte campaña en los próximos nueve meses para asegurar el voto y concientizar aún más a la población de la importancia de darle continuidad a la cuarta transformación.
Otro grupo de poder institucional son las fuerzas armadas, éstas que en la actual administración crecieron tanto en número de elementos como en gasto presupuestal, y a su delicada responsabilidad de combatir al crimen organizado, se le suma la administración de los principales proyectos y obras sociales como el Tren Maya y el Aeropuerto Felipe Ángeles, por lo que Claudia Sheinbaum tendrá que vigilar permanentemente, como ahora lo hace el presidente López Obrador, la actuación de las Fuerzas Armadas para evitar que no regresen viejas prácticas corruptas del pasado, como cuando gobernaban priistas y panistas, en donde mediante compras y contrataciones gubernamentales clasificadas como seguridad nacional se desviaban recursos públicos en miles de millones de pesos.
Otro grupo de poder real fáctico, siempre peligroso para quien ocupe la Presidencia de la República, es el sector empresarial conservador, acostumbrado a vivir del presupuesto mediante fraudes y contratos amañados, en complicidad con funcionarios corruptos.
Esos mismos corporativos empresariales estaban acostumbrados a evadir el pago de impuestos y obtenían contratos directos a cambio de sobornos; inflaban costos de obras y servicios y aumentaba precios de bienes y productos que vendía al gobierno federal.
Otro poder fáctico es el crimen organizado representado en grupos delincuenciales que lo mismo trafican drogas, secuestran migrantes, roban combustibles, desaparecen personas, asesinan y cobran derechos de piso. Son estas corporaciones criminales las principales generadoras de violencia y el gobierno federal debe continuar atendiendo las causas sociales para evitar que jóvenes se involucren con dichos grupos y, con apoyo del Ejército, Marina y Guardia Nacional continuar desarticulando esas bandas delincuenciales.
Otro grupo de poder fáctico y al cual el presidente López Obrador le ocupa mucho tiempo, son los medios de comunicación, que se han convertido en auténticos opositores al gobierno para defender intereses económicos y políticos ajenos y propios, pues más allá de una auténtica crítica que debería partir de investigaciones periodísticas serías y responsables, se han dedicado a tergiversar la información. Hablamos de los dueños y concesionarios de los medios, quienes ven al periodismo sólo como una oportunidad para conseguir negocios públicos y obtener miles de millones de pesos del erario en publicidad gubernamental.
Sin duda que el poder fáctico de los medios será de constante confrontación con la próxima presidenta de la República, quien continuará con la austeridad republicana y habrá más restricciones publicitarias. Ante ello, la respuesta de los empresarios, directivos y editorialistas de la prensa será atacar con mentiras y manipulaciones a la presidenta de la República y a todas sus acciones de gobierno, por lo que Sheinbaum tendrá que soportar la embestida y no ceder ante presiones interesadas.
Otros grupos de poder institucionales son los órganos autónomos, como el INE, el INAI y los tribunales, en donde consejeros, directivos y magistrados deben sus cargos a políticos panistas y priistas, y ahora pagan sus cuotas de sumisión votando y decidiendo todo en contra de la cuarta transformación.
Un grupo de poder fáctico con enorme influencia en la población es la iglesia y sus representantes, quienes desde el púlpito exaltan a los feligreses para que protesten contra un gobierno de izquierda que promueve el aborto, la diversidad sexual y la justicia social, lo que consideran peligroso para sus rancias leyes eclesiásticas.
Aparte de esos grupos de poder, Sheinbaum tomará las riendas del país con una economía sana y en constante crecimiento en empleos, salarios e inversión; mientras que los retos mayores siguen siendo reducir la pobreza y desigualdad, disminuir la violencia y mejorar la seguridad. Al asumir el poder el próximo año, después de ganar las elecciones, la primera mujer que gobernará el país lo hará con una aceptación superior a la que tuvo López Obrador al asumir el cargo, lo que le da un buen margen para obtener mejores resultados el próximo sexenio. El Independiente/Miguel Badillo Foto: X @claudiashein