Las lenguas originarias están en una crisis muy grave, pero no es culpa del español u otros idiomas, sino de “las políticas públicas y de quienes las diseñan”, señaló el poeta y organizador popular maya Pedro Uc, uno de los intelectuales indígenas más importantes en México, a propósito del Día Internacional de la Lengua Materna.
En entrevista con La Jornada, el también educador mencionó que la actual situación es consecuencia de políticas en las que, por ejemplo, “se enseña español en las escuelas pero no lengua maya. Eso no lo determina el español, sino el decreto del presidente, la Secretaría de Educación Pública, la escuela. La lengua no se pierde ni la matan otras lenguas”.
Uc (Buctzotz, Yucatán, 1963), quien conoce de forma cercana a la mayoría de las comunidades de su región, sostuvo que lo que enfrenta la lengua maya en realidad es “el problema de una cultura y un territorio: no podemos separar la lengua de este espacio donde vivimos los mayas es la Península de Yucatán, y tampoco podemos separarla de la cultura. Si no existiera esta cultura, tampoco existiría la lengua, ni esta visión que hoy tenemos”.
Pedro Uc hizo énfasis en que “destruir el territorio es destruir la cultura y destruir la cultura es destruir la lengua. Como dice Yásnaya Aguilar: ‘No se está perdiendo la lengua: están matando a sus hablantes’, y los está matando un gobierno que se autodenomina de izquierda”.
El escritor, quien ha ganado tres premios de poesía y uno de narrativa, explicó que “a pesar de ser una de las lenguas más habladas en todo el país, el maya ha estado perdiendo mucha fuerza, como dicen de manera abstracta. Desde la Conquista, hace más de 500 años, se instauró una política de colonización que no ha parado hasta hoy”.
En torno a la destrucción de su cultura, el también teólogo expresó que se debe al “abandono de nuestras comunidades en los temas de salud, educación, justicia y organización, que han sido un problema desde hace muchísimos años; así como permitir a las empresas desarrollistas tener y ocupar grandes extensiones de tierra –que nosotros llamamos despojo–, para implementar proyectos que golpean directamente el alma y el corazón de nuestras comunidades”.
“No se trata de sólo contar hablantes”
Por su parte, la poeta y activista digital maya Alejandra Sasil Sánchez Chan explicó que la lengua materna no es sinónimo de lengua indígena, pues puede la primera ser el español, el maya o el francés, dependiendo de las condiciones particulares de cada región, pero que se le relaciona por la “posición minorizada que tienen las lenguas nacionales en el territorio mexicano”.
Sostuvo que hace falta “un trabajo muy profundo sobre la situación de cada lengua que hay en México, que no es solamente contar cuántos hablantes hay. Necesitamos que sean funcionales, que puedan servir en todos los espacios para que como hablantes podamos sentir que las podemos ocupar para comunicarnos. Esa fortaleza tiene que salir también de los mismos hablantes”.
La también editora de K’iintsil, de La Jornada Maya, destacó que “hay un grupo importante de personas que están teniendo este gusanito de querer promover el idioma. La fortaleza está en esas personas que hemos encontrado alguna herramienta, llámese un celular, mi comunidad, la literatura, los medios de comunicación o la educación, para replicarlo, no sólo para enseñar, sino para hacerlo funcional”.
Sin embargo, pidió darnos cuenta de todos los elementos que nos rodean. “Por ejemplo, la migración: ¿por qué tuvieron que irse?, ¿qué tuvieron que pasar?, ¿qué los orilló a ello?, y a partir de ahí comenzar a comprender estos cambios lingüísticos, pensando que desde hace muchos años todo está muy conectado. Mi papá era de la generación que era castigada por hablar el idioma maya. Ahorita, después de 30 años, el sistema educativo dice que ‘siempre sí, háblalo’.
“Es mucho más complejo que nada más fijarnos cómo se está corrompiendo, porque no se queda únicamente en el nivel lingüístico, sino que hay cuestiones sociales, económicas, políticas, educativas, que están generando todos estos cambios.” La Jornada/Reyes Martínez Torrijos