El encuentro se dio entre otro “orgullo del nepotismo” presidencial, Andrés Manuel Andy López Beltrán y Omar García Harfuch, el último de los muchos hijos de don Javier, quien a la mañana siguiente se “auto destapó” como aspirante de Morena a la jefatura del gobierno de CDMX.
La historia es cíclica, como bien sabemos todos.
Y en términos de Karl Marx, quien escribe al comienzo de su obra El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte, “la historia ocurre dos veces: la primera vez como una tragedia y la segunda como una farsa”.
Daré inicio hoy por la tragedia:
A mediados de 1981, cuando en el reducido ámbito político -periodístico se discutía si el sucesor de don José López Portillo debería ser un técnico o un político, dos eran los presidenciables finalistas: Javier García Paniagua, por los segundos, y Miguel de la Madrid Hurtado, por los primeros.
Don Pepe ya había dado señales de su inclinación por los técnicos, pues como nos confió varios años después al colega Carlos Ramírez y a este escribidor, había pensado que los graves problemas económicos que el gobierno y el país enfrentaban deberían ser resueltos por un experto en economía, cuando la realidad –nos dijo– es que hasta los económicos deben y pueden ser solucionados por un político.
Y De la Madrid ¡ni siquiera era economista!
Su título universitario era el de abogado.
Pero detrás de él tenía al “genio” Carlos Salinas de Gortari y…
El caso es que por esa simpatía que JLP ya tenía por MMH pidió a los dos “orgullos de su nepotismo” –a su hijo José Ramón López Portillo y Romano, y a Rosa Luz Alegría, quien había sido su concubina durante un lapso de su sexenio– que entrevistaran a García Paniagua sobre su visión política de la situación de aquel momento.
La reunión con los dados previamente cargados se llevó a cabo en la casa del “hermano” de don Javier, el coronel Florentino Robles, en la calle Sierra Nevada de Lomas de Chapultepec. Una casa digna, más bien modesta, casi casi espartana.
Terminado el encuentro don Javier supo que él no sería el sucesor.
He ahí la tragedia. Otro habría sido “el gallo” que le cantara al país.
Y ahora la farsa con “otros López”, con los residuos en Morena de aquel “otro PRI”:
Hace un par de días, en una casa ubicada en Hipólito Taine 713, Polanco, hubo una reunión similar a aquella de hace siete sexenios, de hace 42 años.
El encuentro se dio entre otro “orgullo del nepotismo” presidencial, Andrés Manuel Andy López Beltrán y Omar García Harfuch, el último de los muchos hijos de don Javier, quien a la mañana siguiente se “auto destapó” como aspirante de Morena a la jefatura del gobierno de CDMX.
Farsa porque es obvio que Andy llevaba en la bolsa los dados cargados por su padre y, claro, por la “corcholata favorecida” Claudia Sheinbaum.
Farsa, también, porque el hijo de Andrés Manuel López Obrador no se ha entrevistado ni se reunirá con ningún otro de los muchos aspirantes al cargo.
Primero la tragedia.
Ahora la farsa.
La historia es cíclica.
No quiso tomar el mando del país
Paradojas de la historia:
Lo que no pudo alcanzar el hijo, don Javier…
… lo que va a querer obtener el nieto Omar, dentro de seis años…
… sí estuvo al alcance del abuelo, el general Marcelino García Barragán, a quien en 1968 la Casa Blanca y el Pentágono le propusieron dar un golpe de Estado.
Dos son las versiones al respecto:
La que narran sus cercanos: Que el embajador estadounidense Fulton Freeman, ante el temor que cundía en Washington de que las revueltas estudiantiles “llevaran al país al comunismo” –versión que compartía el entonces titular del Ejecutivo Federal, Gustavo Díaz Ordaz— y ante la falta de respuestas del gobierno civil, los militares deberían tomar el poder.
Pero que, como respuesta, don Marcelino “envió a la chingada al embajador”, pues no quería “pasar a la Historia como traidor a México”, en palabras del extinto Miguel Nassar Haro, en entrevista para aquél diario que fue La Jornada, antes de AMLO.
Otra versión, empero, publicada ésta en El Universal a mediados de agosto de 2007, señala que García Barragán sí preparó un golpe militar en diciembre de 1953 contra el nuevo gobierno de Adolfo Ruiz Cortines –que obviamente no se llevó a cabo– en su calidad de prosélito del para entonces ya derrotado ex candidato presidencial, el también militar Miguel Henríquez Guzmán.
Los tres García traen en la sangre el ansia presidencial. Llegar a ocupar La Silla.
¿Lo conseguirá Omar?
Ya veremos –¡ojalá!– dentro de seis años.
El Independiente/Francisco Rodríguez Foto: X @oharfuch