back to top
23.8 C
Playa del Carmen
viernes 22 noviembre 2024

Revelan cita de García Luna con Beltrán Leyva y La Barbie

Nueva York

Un ex agente de la Policía Federal (PF) de México declaró que vio a su entonces jefe máximo, Genaro García Luna, platicando con los jefes del narcotráfico Arturo Beltrán Leyva y Édgar Valdez Villarreal La Barbie, en la carretera Tepoztlán-Cuernavaca, hecho que reportó a la entonces senadora Layda Sansores.

Durante el séptimo día del juicio al más alto funcionario público mexicano que se haya llevado a tribunales en Estados Unidos, un ex elemento de la agencia antinarcóticos (DEA) en México dijo que había “escuchado” de nexos entre narcotraficantes y García Luna.

Francisco Cañedo Zavaleta contó su larga, opaca y poco recta trayectoria como policía federal entre 1993 y 2022, pero con un momento sorprendente.

Bajo interrogatorio de la fiscal Saritha Komatireddy, el ex policía federal narró que 19 de octubre de 2008 estaba en Cuautla en su descanso y salió en auto hacia la carretera de Tepoztlán, rumbo a Cuernavaca, en busca de tacos o un pollo, cuando vio varias camionetas detenidas.

“¿Vio algo?”, preguntó la fiscal. “Sí”, respondió Cañedo. “Vi al señor García Luna” con Arturo Beltrán Leyva y La Barbie. “Estaban platicando.”

Agregó: “Yo sólo observé a uno, La Barbie, con un arma larga… Había otras personas, pero yo nada más observé los rostros de ellos tres”.

Dijo que bajó la velocidad y más adelante aceleró cuando vio por el retrovisor que una de las camionetas dio vuelta para seguirlo. Avanzó hasta llegar a la entrada del fraccionamiento Los Limoneros. Se orilló, frenó y abrió el cofre. Se dio cuenta de que no lo seguían y vio pasar dos camionetas que dieron vuelta para entrar a la avenida Los Naranjos.

En una de las camionetas vio a Beltrán Leyva en el lugar del copiloto y a La Barbie en el asiento de atrás. En el otro vehículo manejaba García Luna.

Relató Cañedo que regresó a la Ciudad de México y contó lo sucedido a su colega Óscar Granados.

Preguntado si informó de esos hechos a las autoridades, el testigo respondió a la fiscal que el 7 de noviembre de 2008 se reunió con la entonces senadora Layda Sansores y le contó el episodio.

Dijo que elaboró un documento con todos los detalles, “que redacté en su propia computadora”, que Sansores le sugirió difundirlo de manera anónima y lo entregaron a un reportero de la revista Proceso.

Poco después el testigo contó que hubo represalias. Fue acusado de participar en el crimen organizado y el narcotráfico, con seis delitos graves. Fue detenido y arraigado 180 días en Puente Grande, Jalisco, pero salió absuelto y se retiró de la policía en noviembre pasado.

Antes de llegar a este relato, la fiscal guio al testigo para que ofreciera su biografía personal ante el jurado y su ex jefe máximo, quien llegó a ser secretario de Seguridad Pública de México y ahora estaba sentado en la mesa de la defensa.

Cañedo narró sus inicios en la sección antinarcóticos de la Policía Judicial Federal, erradicando siembras de mariguana y amapola en el país. Se unió a la Agencia Federal de Investigaciones (AFI) en 2006, donde fue asignado como guardia en el edificio de la corporación, en la avenida Constituyentes.

Un día salió del edificio García Luna, con dos secretarias. El entonces jefe de la AFI saludó al agente con un “buenas tardes” y ambos se quedaron viendo. “¿Por qué?”, se le preguntó al testigo. Respondió que “por lo parecidos que estábamos”. Después del incidente muchos le empezaron a decir “Genarito.”

Entre los testigos de este jueves, el agente especial de la DEA Miguel Madrigal, asignado a México entre 2008 y 2015, contó que había escuchado de un informante que el cártel de Sinaloa pagaba sobornos a García Luna, aunque no abundó en el punto y la fiscalía no solicitó detalles.

Dijo que un informante le avisó un día que se habían reunido altos funcionarios del gobierno mexicano y capos en el restaurante Champs Élysées, en Paseo de la Reforma, enfrente de la embajada de Estados Unidos en México.

Pero luego acudió al lugar y descubrió que no había cámaras que pudieran haber grabado el encuentro.

Comentó que estuvo presente, escuchando una conversación entre un informante confidencial de la DEA con Arturo Beltrán Leyva. Y reveló que hay una grabación del ex jefe antidrogas de la PF, Ramón Pequeño, pero no dio detalles.

Declaró que un informante de la DEA le entregó un video donde se observaba el Cherokee blanco de Édgar Bayardo, un enlace de la Secretaría de Seguridad Pública con la DEA, en una casa de Jesús El Rey Zambada, uno de los capos del cártel de Sinaloa.

Madrigal narró que trabajó de cerca con Bayardo en investigaciones sobre La Barbie y el colombiano Harold Mauricio Poveda Ortega, El Conejo, ahora preso en Estados Unidos y quein testifica en este juicio.

El ex agente comentó que Bayardo siempre tuvo una actitud jovial, pero recordó que cuando le habló para informarle que El Rey Zambada había sido detenido, la reacción del enlace mexicano fue notablemente diferente a otras ocasiones, con un tono de sorpresa y preocupación.

Este día también se presentaron dos oficiales de Guardacostas de Estados Unidos para declarar sobre un par de intercepciones en el Pacífico de embarcaciones que llevaban toneladas de cocaína. Una era un buque costero y otra lo que llaman un “semisumergible autopropulsado”, es decir, casi un submarino.

El Conejo, intermediario entre narcos colombianos y mexicanos, fue sometido a un intenso contra-interrogatorio del abogado defensor César de Castro, quien buscó pintarlo como mentiroso profesional y demostrar que “todo lo que usted ha dicho de García Luna fue lo que escuchó de la boca de otros”. Subrayó que Poveda nunca conoció ni habló personalmente con el acusado y que jamás le pagó algo.

En una última ronda con los fiscales, después de que el miércoles pasó un largo día ante ellos, El Conejo comentó que se encontró con El Rey Zambada cuando ambos eran transportados en una camioneta de una prisión en Washington.

Ahí el testigo reclamó a Zambada por qué había intentado asesinarlo y El Rey respondió: “Conejito, estábamos en guerra” y le propuso dejar todo eso atrás. Más aún, dijo Poveda que El Rey “se había vuelto compositor en la cárcel” y que prometió enviarle su música.

En el juicio dentro del tribunal federal del distrito este de Nueva York ya han declarado 17 testigos convocados por la fiscalía, que continúa armando el rompecabezas de su caso contra García Luna.

El proceso gira en torno a la acusación de que el ex funcionario recibió sobornos multimillonarios del cártel de Sinaloa. El desfile de testigos continuará el lunes, pues la corte no sesiona los viernes.

En la cafetería del tribunal, el platillo especial de este día fue “chilaquiles Culiacán”.     La Jornada/David Brooks, corresponsal

NOTAS RELACIONADAS

Últimas Notas