- Parte de la estrategia contra la violencia escolar consiste en enseñar a convivir con respeto y a dialogar para resolver conflictos
En el mundo se estima que mil millones de menores de edad; es decir, la mitad de todas las niñas, niños y adolescentes, sufren algún tipo de violencia en ambientes educativos cada año. Predomina el abuso físico, sicológico, emocional, e incluso, sexual, alertan organismos de Naciones Unidas.
La era digital, señala, la Organización de Naciones Unidas para la Ciencia, la Educación y la Cultura (Unesco), ha permitido que la agresión traspase la puerta de los planteles escolares, a través del ciberacoso, el cual ya afecta a uno de cada 10 alumnos en el mundo.
El informe Safe to learn and thrive. Ending violence in and through education, difundido por la Unesco en el marco de la primera Conferencia Ministerial Mundial para Poner Fin a la Violencia contra los Niños, realizada del 5 al 7 de noviembre pasados en Bogotá, Colombia, reveló que, a escala global, uno de cada tres estudiantes experimentó acoso en el mes anterior, y más de tres estuvieron involucrados en peleas físicas entre compañeros el año pasado.
Múltiples formas de violencia
En el marco del Día Internacional contra la Violencia y Acoso Escolar, celebrado el primer jueves de noviembre, desde 2020, expertos convocados a la conferencia, así como a la Reunión de Alto Nivel para la Prevención y el Abordaje de la Violencia en la Educación en la región, que se efectuó de forma paralela, reconocieron la causa multifactorial de la violencia en los entornos educativos, así como la necesidad urgente de un enfoque holístico para crear un entorno de aprendizaje seguro, inclusivo y equitativo.
El género, la orientación sexual, el origen étnico, la situación socioeconómica o distintos factores de identidad pueden detonar agresiones que afectan el aprendizaje y la salud mental de los estudiantes, subraya el informe.
En México, de acuerdo con la Encuesta sobre acoso escolar entre estudiantes de educación secundaria, elaborada por la Comisión Nacional para la Mejora Continúa de la Educación, 11 por ciento de los alumnos reconoció haber agredido a sus compañeros; de ellos, 7.1 por ciento de forma ocasional y 3.9, frecuente. Por su parte 89.1 por ciento dijeron nunca haber agredido.
Ofensas mutuas
Benilde Vega, orientadora en una secundaria de Iztapalapa, contó que en su escuela hubo una situación donde una alumna ofendió a otra por su color de piel, pero agregó que las dos se llevan y se han ofendido mutuamente; entre ellas mismas se ponen apodos y se dicen de cosas.
Refirió que de acuerdo con el Marco de Convivencia, este tipo de conductas se consideran una falta por emplear insultos relacionados con el origen étnico, nacional o el color de piel, a cuya solución se llega a través del diálogo, enfatizando las formas de convivencia con base en el respeto común.
Estephani Vázquez, madre de Regina, niña de seis años de primaria, en el estado de México, narró a este diario que el inicio de este ciclo escolar fue difícil para su pequeña, puesto que gran parte de sus compañeros estaban juntos desde el prescolar y ella no conocía a nadie. Las niñas no querían hablarle, ella no lograba integrarse y terminaba aislándose; en una ocasión dos compañeras le picaron los ojos cuando fue al baño, acerca de lo cual tuvo que hablar con la maestra, quien llamó a una reunión con los padres de las otras menores para tratar la situación, que derivó sólo en un acuerdo de mutuo respeto.
La violencia escolar, apunta la Unesco, afecta principalmente a los estudiantes, pero a veces también a maestros y el personal. Sus consecuencias pueden ser de largo alcance, ya que atacan la integridad física, la salud, el rendimiento académico y el sentido de pertenencia.
La Jornada/Alexia Villaseñor y Laura Poy Foto: Cuartoscuro