- Guillermo D’Christy, ambientalista adherido al Movimiento Sélvame del Tren, advierte que tan sólo en Tulum ya existen más de 500 proyectos inmobiliarios, algunos ya en ejecución y otros en fase de planeación, que se ubicarán en zonas aledañas a las estaciones del Tren Maya, condenando a la deforestación una incuantificable área selvática
La contaminación inminente de los ríos subterráneos que actualmente están siendo barrenados para introducir los pilotes que soportarán las vías del Tren Maya en la zona de Tulum y Playa del Carmen tenderá a exponenciarse conforme la vía atraiga nuevos asentamientos humanos.
Así lo anticipa Guillermo D’Christy, uno de los ambientalistas adheridos al Movimiento Sélvame del Tren que documentaron la perforación del sistema de cavernas que existe por debajo del derrotero de la vía férrea, y quien adelanta que el impacto de las columnas de concreto atravesando el subsuelo es apenas el comienzo.
Según el activista, tan sólo en Tulum ya existen más de 500 proyectos inmobiliarios, algunos ya en ejecución y otros en fase de planeación, que se ubicarán en zonas aledañas a las estaciones del Tren Maya, condenando a la deforestación una incuantificable área selvática, lo cual supone en el mediano plazo un crecimiento de más de 10% en la población de la zona.
Ello supone al mismo tiempo, una mayor extracción de agua del sistema de ríos que hoy está siendo perforado para el Tren Maya para atender la demanda venidera del vital líquido, añadió.
El número de desarrollo inmobiliarios en marcha para Tulum ha sido convalidado por la propia Asociación de Mexicana de Profesionales Inmobiliarios en Quintana Roo.
Édgar Karin, vicepresidente de AMPI en Cancún comentó apenas el diciembre pasado a El Economista: “El tren funcionando y la inauguración del Puente Nichupté en marzo, creemos que serán los hechos que catapulten muchísimo la inversión, sobre todo de los proyectos de renta a corta estancia, tipo Airbnb”.
El empresario inmobiliario aseguró que 2023 ya ha sido un año muy bueno en inversión inmobiliaria con más de 600 desarrollos que arrancaron construcción en la zona norte de Quintana Roo, es decir, el corredor Cancún-Riviera Maya, los cuales saldrán a la venta en 2024.
“A comparación de otros años, creemos que va a aumentar mucho más la demanda, no sé si a la doble, pero sí va a repuntar”, expuso entonces el experto inmobiliario.
Al respecto, el activista Guillermo D’Christy, comentó que no sólo se trata de una mayor extracción de agua, sino de la contaminación que esto supone para el subsuelo, pues al ser una zona kárstica, es decir, porosa, todos los residuos que generen los asentamientos humanos tenderán a filtrarse a los reservorios de agua subterránea, la cual abastece a prácticamente toda la zona norte del estado.
A ello, dijo, debe sumársele el riesgo que supone en sí mismo la operación del Tren, pues el propio gobierno federal ha anunciado que será de carga, principalmente combustible, lo cual deja abierto un riesgo latente de derrame, sobre un suelo kárstico que en caso de accidente podría implicar una severa contaminación de toda el agua subterránea en la zona.
Amparos no extintos
Aunque la totalidad de las suspensiones de obra contra el Tren Maya fueron echadas para abajo por el gobierno federal, recientemente el Juzgado Primero de Distrito, con sede en Yucatán, desechó un recurso de queja que pretendía que se sobreseyera un amparo contra la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente por ser omisa en sancionar la perforación del sistema de cuevas en el Tramo 5 norte del Tren Maya.
Es así que se mantiene vivo el amparo 773/2023 que busca obligar a la Profepa que verifique y sancione el relleno de cenotes, el cual se originó por una denuncia popular que documentó el daño al medio ambiente.
El Economista/Jesús Vázquez