El Post informó el domingo que el vecindario de Queens se había deteriorado hasta convertirse en un distrito comercial de inmigrantes ilegales donde los bienes robados de los minoristas cercanos se vendían afuera con grandes descuentos
Kevin Sheehan y Jorge Fitz-Gibbon realizaron una investigación para The New York Post en donde describen cómo los inmigrantes se han “autoempleado” como vendedores ambulantes, y que, junto con las trabajadoras sexuales, tomaron varias calles de Nueva York en donde ni la policía se atrevía a entrar.
Finalmente, el lunes pasado, reporta el NYT, la policía de Nueva York allanó una conflictiva cuadra de Jackson Heights, donde además de los delincuentes ‘locales’, los inmigrantes venden bienes robados y las prostitutas ejercen su oficio a plena luz del día.
Policías y empleados de la ciudad convergieron en el mercado ilícito al aire libre poco después de las 4:30 p. m., agarrando mercancías vendidas por vendedores ilegales con grandes descuentos en mantas y toallas de playa colocadas en la acera a lo largo de Roosevelt Avenue cerca de 91st Street.
Pero el pez más grande se les escapó de las manos, cuando los ladrones fueron avisados por observadores que vigilan la operación turbia, lo que hizo que los vendedores se apresuraran a empacar los productos en camionetas que los esperaban y se marcharan chirriando apenas unos segundos antes de que llegara la policía.
El Post informó el domingo que el vecindario de Queens se había deteriorado hasta convertirse en un distrito comercial de inmigrantes ilegales donde los bienes robados de los minoristas cercanos se vendían afuera con grandes descuentos.
Los comerciantes frustrados se quejaron de que ven mercancías arrebatadas de sus estantes para venderlas en la acera, pero no pueden hacer nada al respecto.
Un vendedor clandestino se jactó de una exhibición completa de herramientas eléctricas que aún llevaban etiquetas de un Home Depot cercano.
Los registros de la ciudad muestran que ha habido más de dos docenas de quejas en lo que va del año sobre el negocio turbio en la cuadra, incluidas quejas sobre condiciones antiestéticas y actividades ilícitas.
Pero los lugareños se quejan de que una vez que la policía se va, todo sigue como de costumbre.
El Independiente/Redacción Foto: NYP
