- En los últimos 25 años, la militarización del país ha sido la principal respuesta del Estado mexicano a la inseguridad. Hoy, se enfrenta a empresas criminales innovadoras
La presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, “heredó un país asolado por casi dos décadas de violencia” y “con una impunidad casi total”, sentenciaba la organización de derechos humanos Human Rights Watch (HRW), en un reporte de febrero de 2025.
Según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), los homicidios diarios en México han caído un 14 por ciento en los primeros seis meses de la presidencia de Sheinbaum. En marzo de 2025, se registraron en promedio 74,7 asesinatos al día, en comparación con los 86,9 en septiembre de 2024, el último mes de la Administración de Andrés Manuel López Obrador.
Asimismo, habrían disminuido en un 15,4 por ciento los delitos de alto impacto en el primer semestre de la presidenta mexicana, en el que se produjeron más de 17.000 detenciones.
Para Sheinbaum, la reducción de homicidios evidencia el éxito de su estrategia de seguridad, que se basa en la atención a las causas de la violencia, la consolidación de la Guardia Nacional, el uso de la inteligencia y la coordinación entre las autoridades federales y estatales.
Diferentes estrategias, todas sin éxito
En entrevista con DW, Raúl Benítez Manaut, del Centro de Investigaciones sobre América del Norte de la Universidad Nacional Autónoma de México (CISAN-UNAM), destaca cuatro estrategias de seguridad diferentes, que el Estado mexicano ha implementado “sin éxito” desde el año 2000.
En la lucha contra el crimen organizado, el expresidente Vicente Fox (2000-2006) apostó por la joven Policía Federal Preventiva, lo cual habría permitido a los cárteles del narcotráfico “fortalecerse de forma silenciosa”, dice el académico.
Cuando el expresidente Felipe Calderón (2006-2012) declaró la “guerra al narcotráfico”, la tasa de homicidios aumentó rápidamente. “Empezaron dos guerras, afectando mucho la seguridad pública. La guerra entre los cárteles y la guerra del Estado mexicano, principalmente las fuerzas militares, contra los cárteles”, prosigue el Dr. Benítez Manaut.
Un soldado con arma. Un soldado con arma.
Las fuerzas armadas no se han modernizado tan rápido como los grupos criminales, sostiene la experta Paloma Mendoza.Imagen: picture alliance/ZUMAPRESS/F. Canedo
Un sexenio más tarde, pese a moderar la respuesta militar del Estado contra el crimen organizado, el expresidente Enrique Peña Nieto (2012-2018) tampoco habría logrado reducir notablemente la tasa de homicidios.
Y, finalmente, la estrategia preventiva de “abrazos, no balazos”, con la que el expresidente Andrés Manuel López Obrador (2018-2024) priorizó programas sociales, habría beneficiado sobre todo al poderoso Cártel de Sinaloa.
Ahora, con la presidenta Claudia Sheinbaum, “se ha vuelto a militarizar y endurecer la lucha contra las organizaciones criminales”, sobre todo, de cara a las presiones del Gobierno estadounidense, agrega el investigador del CISAN.
Modelos de seguridad “autoritarios”
En los últimos cien años, todos los modelos de seguridad del Estado mexicano han derivado hacia el “autoritarismo”, señala Paloma Mendoza Cortés, del Centro de Estudios sobre Seguridad, Inteligencia y Gobernanza del Instituto Tecnológico Autónomo de México (CESIG-ITAM).
“Las únicas instituciones capaces de garantizar en grado variable la ejecución de las políticas de seguridad han sido las fuerzas armadas”, apunta, y enumera diversos factores por los que las instituciones civiles no lo han logrado: “La corrupción, la vulnerabilidad de ser cooptados por el crimen organizado, la falta de actualización del adiestramiento y capacitación, la falta de liderazgo, la incompetencia de los altos mandos, así como el cambio constante de identidad y cultura organizacional”.
Empresas criminales innovadoras
En opinión de la experta en seguridad y defensa, la globalización y la democratización de la tecnología han impulsado el éxito de los modelos de negocio ilegales, últimamente, sobre todo, la inteligencia artificial.
La Dra. Mendoza Cortés resume “la paradoja de los intentos fallidos de la seguridad en México” de la siguiente manera: “Estamos hablando de empresas criminales multinacionales con gran capacidad de innovación, que son enfrentadas a través de instituciones conservadoras, con aversión al cambio y sujetas a recursos limitados, como son las fuerzas armadas”.
“Señales esperanzadoras”
Pese a ello, prosigue, la iniciativa de seguridad de la presidenta Sheinbaum está dando “señales esperanzadoras”, sobre todo, porque “otorga el lugar que le corresponde a la inteligencia” y porque, “al menos en la comunicación institucional, queda claro que es un trabajo conjunto, donde los militares no poseen un papel protagónico”, observa la académica del CESIG-ITAM. Por otro lado, remarca que “no existen muchos avances en el sector social”.
Por su parte, la organización de derechos humanos HRW tiene recomendaciones concretas para el Gobierno mexicano, como mejorar la coordinación entre las autoridades, atender la falta de capacidades básicas de investigación, proteger a víctimas y testigos, y fortalecer los mecanismos de control interno en las fiscalías.
DW / Viola Traeder Imágenes: Ian Robles/ZUMA Wire/IMAGO y Picture alliance/ZUMAPRESS/F. Canedo
(ms)