Un terremoto devastador de magnitud 7,7 sacudió el sudeste asiático el viernes, dejando al menos 167 muertos y cientos de heridos en Myanmar y Tailandia. El epicentro del terremoto se localizó cerca de Mandalay, ciudad con una población de aproximadamente 1,5 millones de habitantes.
El terremoto provocó el derrumbe de edificios en cinco ciudades y pueblos, así como de un puente ferroviario y un puente vial en la autopista Yangón-Mandalay. La Cruz Roja informó que en Myanmar se habían dañado carreteras, puentes y edificios, y que existía preocupación por el estado de las grandes represas.
La situación en los hospitales es crítica, con cientos de heridos llegando a los centros médicos. Los médicos y personal sanitario están trabajando sin descanso para atender a los afectados, pero la situación es desafiante debido a la magnitud del desastre.
La junta militar de Myanmar declaró el estado de emergencia en varias regiones y prometió realizar operaciones de rescate y brindar ayuda humanitaria. Sin embargo, la situación en el país es compleja debido al conflicto armado en curso, y la capacidad de respuesta del gobierno es limitada.