El presidente Andrés Manuel López Obrador acusó que Calizas Industriales del Carmen (Calica), empresa filial de la estadunidense Vulcan Legacy, provocó una “catástrofe ecológica” en una parte de la región por donde atravesará el Tren Maya.
Para detener este daño se clausuraron todas las actividades de extracción de caliza, utilizada para la construcción de carreteras en Estados Unidos y se ofrecieron dos opciones alternativas compatibles con la protección ambiental pero, precisó, se mantendrá la prohibición para extraer material.
Durante su conferencia, en la que anunció que litigarán la decisión de detener la obra del tramo 5, López Obrador consideró inadmisible que Calica continúe con esa actividad: “llegamos al acuerdo de que se iban a parar las excavaciones para buscar opciones y hacer un estudio de densidad y darles permiso para tener un centro turístico, y el permiso también para que el puerto funcionara para la llegada de cruceros, porque tiene calado suficiente, más de nueve metros.
“Ya este negocio que tienen de llevarse el material para Estados Unidos para hacer carreteras, no se puede, con la destrucción que están ocasionando. Pero dos opciones: les compramos; la otra opción, les damos permiso para un desarrollo turístico”.
Comentó que se está en la fase de análisis del ofrecimiento por la empresa “pero por lo pronto, se detiene la excavación”. Recordó el intercambio que ha sostenido con la empresa en las últimas semanas y se reprodujo otra vez el video que muestra las explosiones para triturar la caliza y se explica que durante el gobierno de Miguel de la Madrid se otorgó por primera vez la concesión sin precisar la temporalidad y, en los pasados días del sexenio de Ernesto Zedillo Ponce de León se otorgó otro permiso para extraer caliza ahora bajo el manto freático.
“¿Saben qué pasó con Calica cuando nos dimos cuenta? Antes del conflicto por el trazo yo dije: Esto no puede ser”. Se ordenó la detención de la obra en una primera instancia y después, tras el sobrevuelo que hizo hace un mes, dijo, recordando que fue engañado y se canceló la operación.
Es “una empresa estadunidense que está causando una catástrofe ecológica”, que nunca vieron los ambientalistas. –¿Pero no lo detuvieron? –Según yo, porque pasé dos veces después, sobrevolé, y quizá porque era domingo o porque sabían cuándo iba a ir yo para allá y sobrevolaba y estaba todo parado, todo detenido.
No estaban excavando y de repente hace poco, como… Bueno, voy a ir este fin de semana, ya no voy a Quintana Roo, pero hace un mes voy y entonces me informan: ‘No, pues están trabajando, no han dejado de trabajar’. ¿Cómo? Entonces me engañó, y como era un viernes, sobrevolamos y claro que estaban trabajando, o sea, extrayendo material –recordó. –Es un manto freático, destruyeron las cavernas, en realidad hay un daño ambiental impresionante. Nueve metros, imagínense. Y tienen bandas donde sacan el material y va al barco. Es manto freático, eso están sacando del subsuelo, de las cavernas. Entonces, ya volví a hablar con ellos. La Jornada/Alonso Urrutia y Emir Olivares