Agencia EFE
Un documental que explorara las condiciones actuales de la libertad de expresión y el periodismo en países democráticos era lo que querían las directoras Heidi Ewing y Rachel Grady en «Endangered», un filme que retrata las dificultades de cuatro periodistas de tres países distintos en su día a día, entre ellos la fotoperiodista mexicana de la Agencia Efe, Sáshenka Gutiérrez.
«Yo quisiera que en algún punto todo mejore y que nuestro trabajo se respete, que sea bien pagado, pero a como veo las cosas, está muy complicado y es muy triste», cuenta en entrevista con Efe la fotógrafa recién galardonada con el premio Ortega y Gasset en la categoría de mejor fotografía.
Porque a ella no le gusta que le digan que no cuando pide permiso para tomar una foto fue que Sáshenka aceptó ser parte del documental que estrenará el 28 de junio por la plataforma HBO Max.
Sin saber nada del trabajo de las nominadas al Oscar en 2007 Ewing y Grady, aceptó tener cámaras a su alrededor mientras hacía su trabajo diario como fotoperiodista de agencia.
La negligencia del gobierno ante los primeros casos mortales de pandemia, la toma de las oficinas de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) por parte del colectivo feminista «Okupa», así como las marchas feministas y los violentos enfrentamientos con la policía mexicana son algunos de los acontecimientos por los que atraviesa Sáshenka en el documental.
No obstante, el proyecto también cuenta la historia de tres periodistas más que laboran en Estados Unidos y Brasil.
«Son tres países diferentes, pero vivimos lo mismo, en nuestro caso se muestra la indiferencia del presidente hacia lo que pasa en nuestro país, como el tema de la violencia a las mujeres», cuenta la fotógrafa.
Amenazas, hostigamiento y violencia por parte de las autoridades envuelven las actividades diarias de los periodistas que protagonizan el documental, y tan solo representan una parte de un mundo de injusticias en el medio.
En el caso específico de Sáshenka, recuerda el hostigamiento que vivió después de un enfrentamiento con policías en el metro de Ciudad de México tras una protesta feminista.
«Esa vez duré unos días asustada porque cuando yo iba a las marchas decían, ‘¿ellas son las del metro no?’ como para meternos miedo y eso me sacaba de onda, era una forma de decir, aquí las estamos viendo», explica.
DEMOCRACIA Y PERIODISMO
La producción ejecutiva del proyecto corrió a cargo del periodista de investigación Ronan Farrow y comenzó a grabarse poco antes del inicio de la pandemia, pero fue concebido un año antes de eso.
«Queríamos hablar de la libertad de prensa, pero sabíamos que era muy extenso, entonces lo delimitamos a los países democráticos, qué hacían estos gobiernos por la libertad de expresión y no buscarlo en lugares en donde la represión podía ser obvia como Rusia o Cuba», cuenta Ewing a Efe.
Además de la historia de Sáshenka, el resultado se cuenta a través de las vivencias de Patricia Campos Mello, una periodista brasileña que fue acosada y atacada por el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro; del fotoperiodista Carl Juste, quien documentó las protestas del movimiento social Black Lives Matter; y de Oliver Laughland, un reportero encargado de cubrir las elecciones estadounidenses del 2020, en las que Donald Trump buscaba mantener el poder.
«Creo que el documental es un retrato muy honesto de la vida de los reporteros y las cosas tan poco comunes que nos toca hacer, pero también sobre el incremento de las amenazas que conlleva dedicarse a esto», cuenta Laughland, quien en el filme constantemente muestra el desinterés y la insensibilidad de la sociedad hacia el trabajo periodístico.
Patricia, por su parte, ejemplifica las dificultades que las mujeres reporteras enfrentan, al haber vivido insultos con comentarios misóginos y sexuales tras destapar información del gobierno del presidente brasileño.
«Estaba muy asustada de lo que podía pasar si aceptaba ser parte, pero después me di cuenta que los ataques a los periodistas no iban a parar, entonces era mejor mostrarlo al mundo», responde Campos.
Finalmente, Carl considera que las experiencias de él y sus colegas no se pueden leer como hechos aislados, y que si algo lograron Heidi y Rachel fue hacer una sola voz de los cuatro.
«Entendieron que estas voces múltiples tenían que generar un solo coro y creo que es el logro más grande, que ellas no le quitan la voz a nadie, ni elevan la voz de alguien en específico y por eso cuando sonamos, sonamos fuertes», dice Juste.