Sputnik © Foto : Jesús Mayorga de confinARTE
España.- Un grupo de vecinos ha creado un proyecto de ‘arte multidisciplinar confinado’. Sputnik conversa con sus integrantes sobre la iniciativa y sobre la actual situación del mundo artístico frente a la crisis sanitaria.
Durante más de cuatro siglos, antes de que llegara la pandemia, cada domingo y festivo, las calles del Rastro de Madrid se llenaban de antigüedades y curiosos. Este mercado, considerado como uno de los más antiguos de Europa, pronto se convirtió en una amalgama de diferentes culturas donde se ofrecían desde vetustas obras literarias hasta cuadros y reliquias.
Con la llegada del coronavirus, todas esas actividades culturales se paralizaron hasta que unos artistas del barrio decidieron volver a dar color a sus calles con un toque de danza y dramaturgia. Bajo el nombre ConfinARTE producciones, un grupo de vecinos han convertido sus balcones en escenarios.
Aunque vivían unos frente a otros, lo curioso es que algunos no se conocían entre ellos, pero los aplausos a los sanitarios de las 20.00, les llevó a crear este equipo: “El grupo en sí surge tras coincidir en los balcones aplaudiendo y darnos cuenta poco a poco de que éramos varios artistas en el mismo edificio o el mismo pedazo de calle. De ahí, empezamos a desarrollar el papel de cada uno y lo que quería enseñar a través de su arte”.
El equipo está formado por cinco miembros: Ester G. Callejón, bailarina profesional y escritora en sus ratos libres; Jesús Mayorga, fotógrafo y videógrafo; Luis Ortiz-Abreu, actor, director artístico, dramaturgo, creador y productor; Tábata Acosta; cantante, actriz y bailarina y Matías Zanotti, vestuarista y performer. Las interpretaciones han sido varias y a diferentes horarios del día. “Solemos hacerlas entre las 20 y las 21 horas. Aprovechando los aplausos o esperando que caiga la noche para encender la iluminación ambientando la calle con guirnaldas y farolillos y convirtiendo a nuestros queridos vecinos en nuestro principal público”.
En su última creación, a través de una dramaturgia realizada por Luis Ortiz-Abreu basada en textos de Federico García Lorca y Carlos Arniches, han realizado un documental para plasmar lo necesario que es el pueblo para la creación del arte y cómo no se le pueden poner muros a la creación. Sainetes de Balcón, que así es como se llama la obra, lo definen como “un proyecto de arte multidisciplinar confinado”:
La idea original surge en la mente del cámara Jesús Mayorga, que comienza grabando a Esther bailando en su balcón. A partir de ahí nació el proyecto del documental y la creación del equipo completo. “Además, tuvimos la suerte de contar con la voz del actor español Hugo Silva, que es también vecino de la calle y da comienzo a nuestro documental con una de los textos que creemos que mejor funciona como hilo conductor”, relata el dramaturgo del proyecto.
Al ritmo de la popular canción de Volver, se pretende plasmar mediante imágenes la situación para los artistas que, desde que comenzó la crisis sanitaria, ha sido uno de los temas más populares durante el confinamiento:
“Esto es un ejemplo más de que hemos explotado, y esta vez lo hemos hecho a través de nuestros balcones”, sostiene Ortíz-Abreu.
“Dedicarse al arte siempre ha sido una incertidumbre y que incluso antes de esta pandemia muchos artistas vivimos al día y sin saber qué será de nuestro trabajo en unas semanas. El problema ahora es que se le suma una paralización total a toda esta ‘costumbre de vida bohemia’, donde el más afortunado tiene la posibilidad de cobrar un ERTE tardío, porque la mayoría solían ser autónomos, gente que cobraba en b, altas puntuales, etc.”.
Eligieron Volver como banda sonora porque querían una melodía que emocionara y que acompañara a la historia “pero también que animara y diera esperanzas de volver, como bien dice el título, a la normalidad”, argumenta el equipo.
“Es una canción que habla del paso del tiempo, de lo efímera que es la vida y de disfrutar de cada momento. En la propia letra dice ‘sentir que es un soplo la vida’, y esa es la sensación que teníamos todos; que se nos escapaban los días encerrados”.
A pesar de lo duro que está siendo el encierro para la mayoría de la población, ellos sacan algo en positivo y es el haber coincidido para “comenzar algo tan bonito” como es Con.fin.ARTE: “En una situación tan complicada como la que vivimos han sido muchos días de frustración y de falta de esperanza en todos nosotros, como en tantas personas.
Finalmente, esto ha sido una manera de mantenernos ocupados, de sentir que estamos aportando algo, de poder mostrar todo lo que llevamos dentro y de devolver la ilusión y el ánimo a nuestros vecinos”, añaden, “en nuestro caso el confinamiento ha sido una explosión total de creación y creatividad y hermanamiento vecinal”.
No obstante, aunque todos ellos son conscientes de la dificultad y desconocimiento que supone esta situación sanitaria para todo el país, solicitan más apoyo por parte de las autoridades: “Nos gustaría que apoyasen este tipo de iniciativas, aunque entendemos que no económicamente, al menos autorizándonos a desarrollar estas actividades que se han vuelto una necesidad para todos, devolviendo la alegría y la ilusión”.
Al fin y al cabo, el encierro les ha enseñado que lo realmente importante es que el arte siempre vence y busca su camino:
“Seguiremos apañándonoslas para que la cultura se mantenga viva. Esperemos que cuando todo esto se normalice los teatros puedan volver a llenarse y que poco a poco la cultura recupere el tiempo perdido”.