Guanajuato
Criminales uniformados “cuidaban” las calles en Guanajuato y para romper su control, el gobierno estatal creó un grupo élite de ex policías federales que se infiltraron en las corporaciones locales y han cazado, hasta ahora, a 150 agentes municipales vinculados con el Cártel Jalisco Nueva Generación o el Santa Rosa de Lima que dieron protección y ayudaron al crimen organizado a reforzar su operación y detonar la violencia en el estado.
Así, Guanajuato se volvió el último refugio de la Policía Federal. Con especialidad en terrorismo, narcotráfico o inteligencia cibernética; capacitados en EU por la DEA y el FBI; en El Salvador con cursos antipandillas; por la Policía Nacional de Colombia para operativos especiales, o en el Colegio Interamericano de Defensa en Washington, estos ex policías federales tienen el reto de depurar a las corporaciones de criminales y quitarle a la entidad la posición de ser la más violenta del país.
MILENIO confirmó que en el grupo, que integran alrededor de 30 elementos, algunos participaron en operativos federales como la aprehensión de Servando Gómez Martínez La Tuta, líder de Los Caballeros Templarios, en 2015.
En anonimato, elementos de este grupo de inteligencia en campo contaron cómo detectaron a policías guanajuatenses que colaboraban con grupos criminales brindándoles información, ayudándoles a escapar, frustrando operativos en su contra y hasta formando parte de la seguridad de los cárteles que se disputan la plaza.
“La mayoría de la policía en Celaya en su momento estuvo inmiscuida, me atrevo a decir que varios compañeros eran delincuentes uniformados. Unos se fueron saliendo por sí solos y otros cayeron en actos ilícitos y fueron puestos a disposición”, explicó uno de los primeros policías federales en arrancar esta estrategia hace poco más de un año.
Celaya fue el primer municipio por intervenir, pues es, a la fecha, el quinto con más homicidios en lo que va del año en todo el país, con 277 de enero a julio.
Pero combatir la inseguridad y la violencia parecía misión imposible. En Celaya y otros municipios aledaños como Apaseo el Alto y Apaseo el Grade, los policías que no estaban coludidos no estaban capacitados. Por lo que los federales no solo enfrentaron a la corrupción y los nexos con grupos criminales, sino a la falta de equipamiento que les impidió a ellos mismos actuar al momento de intentar frenar un delito.
“No teníamos unidades, nos robaban un vehículo prácticamente en nuestra cara. Y si los queríamos corretear o tratar de alcanzarlos, se nos calentaban nuestras unidades. Prácticamente era una policía de risa.
“Un compañero municipal decía: ‘pues yo entré por necesidad, para tener un trabajo; éramos neófitos en la cuestión policiaca, nos daban una macana y ese era nuestro instrumento de trabajo y era macanear gente’; bueno, pues ahora no, ahora hay que trabajar con inteligencia, porque hablamos ya de crimen organizado”.
En coordinación con los gobiernos municipales que entraron en funciones a finales del año pasado, la administración estatal tomó la experiencia de otros agentes federales para dejarlos a cargo de la seguridad en coordinación con este grupo encubierto.
Como en Celaya, con Jesús Ignacio Rivera Peralta, quien perteneció 26 años a la Policía Federal y presume resultados en delitos patrimoniales.
“El año pasado se decía que Celaya era la ciudad más peligrosa de México y estadísticamente la ciudad donde más policías municipales fallecían a causa de la delincuencia, hoy ya no estamos en esos estadios, incluso lo platicaban en instancias federales donde también nos miden. Ya salimos de ese ranking, hace dos años o dos y medio se robaban 20 o 30 vehículos diario, pero hoy a nivel local ya no es un tema que preocupe, pero sí hemos detenido 17 células dedicadas al robo de vehículo”.
Al cuestionarle que “ya no se roban vehículos, pero siguen los asesinatos al alza”, reconoció que “efectivamente, es un tema donde tenemos muestras cuestiones que resolver integralmente”.
Rivera Peralta detalló que solo en Celaya han removido a más de 200 integrantes de seguridad pública, “de diferentes perfiles, de distintas áreas y por diferentes motivos”, lo que permite tener un mejor control de la corporación.
El presidente municipal de Celaya, Francisco Javier Mendoza Márquez, dijo que la presencia de los policías federales en Celaya era “como un tanque de oxígeno”, pues señaló que antes la misma policía “inmediatamente daba el pitazo de que íbamos a actuar en contra de los grupos delincuenciales”.
Mendoza Márquez sostuvoque, aunque los homicidios son lo más complejo y no es competencia municipal, están comprometidos en atender ese delito porque “aquí no podemos recular, no estamos en esas condiciones, al contrario, hay que dar la lucha de frente, con todo y sin miedo”. Ocho días después de esta entrevista, en el municipio que gobierna, mataron a tiros a su hijo.
Para que estos elementos que pasaron el proceso de transición de Policía Federal a Guardia Nacional pudieran laborar en esta estrategia en Guanajuato, el estado solicitó licencias al gobierno federal y cada mes debe enviar un reporte de sus actividades para mantenerlas vigentes.
Algunos de ellos también reconocieron que no fue fácil tomar esta decisión, pero al ser elementos entrenados con el Plan Mérida, que es demeritado por el actual gobierno federal, sus capacidades eran relegadas y ahora prevalecía el interés por la formación militar.
“Para alguien que trae casi tatuado el escudo de Policía Federal en el corazón es un poquito difícil. Fue algo muy triste porque uno estaba acostumbrado a servir a la nación y cuando tomé la decisión de separarme de Policía Federal fue muy doloroso porque no estaba en mis planes. Cabe resaltar que la tomó la Guardia Nacional y, en lo personal, no fue de mi satisfacción pertenecer a esas filas porque tienen otra disciplina, otra formación. No tengo nada en contra de ellos, simplemente son soldados, son militares, su disciplina es otra”.
Sophia Huett, secretaria ejecutiva del Sistema Estatal de Seguridad Pública del estado de Guanajuato, señaló que ya son alrededor de 150 elementos dados de baja de las corporaciones municipales porque “eran delincuentes con uniforme. De alguna manera entraron a la corporación y usurparon un uniforme de policía. Milenio Diario/Jannet López Ponce