AFP
Maracaibo
¿Falta gasolina? Autos eléctricos. ¿Falla la electricidad? Autos solares. Un cineasta, dueño de un restaurante y aficionado a los automóviles de carreras, ha desarrollado en Venezuela vehículos artesanales que funcionan con energía solar, que aspira a fabricar en serie.
Augusto Pradelli comenzó adaptando un carrito de golf en su pequeño taller en el centro de Maracaibo, capital del petrolero estado Zulia (fronterizo con Colombia). Buscaba que su local de comidas sobreviviera a la pandemia de covid-19 y a una severa escasez de gasolina que azotó por más de una década a esa región afectada, además, por constantes fallas eléctricas.
“Necesitaba salir a hacer compras para mantener activo y abierto mi negocio. Lo primero que hice fue modificar un carrito de golf que me regalaron”, relata. “En la práctica le sirve a una familia pequeña, porque puede transportar a cuatro personas” y “una carga de hasta 100 kilos”.
Usó al principio baterías recargables con energía eléctrica, pero como los apagones son un dolor de cabeza en Zulia apostó por paneles solares. Hoy busca financiamiento y autorización estatal para fabricar en serie sus autos solares. Ha desarrollado tres prototipos que pueden alcanzar hasta 100 kilómetros por hora.
“El gran sueño sería producirlos en Venezuela”, expresa Pradelli, quien asegura contar con inversionistas para financiar el proyecto si pasa los trámites requeridos.
Tal vez no sean tan baratos, reconoce, pues sus carritos cuestan entre 5 mil y 7 mil 500 dólares, lo que en promedio vale un vehículo usado en este país.
Sin embargo, a largo plazo hay un ahorro notable en gastos de combustible y mantenimiento, dice este hombre que cobró notoriedad hace más de 30 años con el estreno de Joligud (juego con la palabra Hollywood), una película ambientada en Maracaibo que explora el orgullo regionalista de sus habitantes, en una zona en la que en 1914 comenzó la explotación petrolera en Venezuela.
Con la irrupción de la pandemia en 2020, que llevó a un pico de escasez de gasolina que solo logró superarse hace un par de meses, Augusto utilizaba su carro de golf modificado para transportar a sus empleados y comprar insumos para su restaurante. El primer modelo que desarrolló usaba un motor de motocicleta de bajo consumo, pero “siempre dependía de la gasolina”. El segundo utilizaba baterías eléctricas, pero no “era tan veloz”.
“Una cosa te lleva a la otra y entonces me pregunté: ¿será que lo puedo mejorar?”
Construyó entonces un prototipo que alcanzaba una velocidad de 40 km/h y 100 km al día de recorrido con una carga doméstica de 110 voltios.
Cumplido ese objetivo, Pradelli tuvo una nueva inquietud: dejar de depender del flujo eléctrico. “Y allí estaba el sol (…) y fabricamos un carrito de comida con paneles solares.
Ese carrito se va cargando con el sol, es como un chorrito que va cayendo al tanque”, explica.
El resultado fue un vehículo híbrido que puede pasar, según decida su conductor, de combustible a electricidad y de electricidad a energía solar.
Subraya el sencillo mantenimiento, lo que reduce gastos en refacciones mecánicas, pues los híbridos made in Maracaibo no tienen ni carburador ni alternador.