- Tras la muerte de Jean-Luc Godard, Emmanuel Macron calificó como tesoro nacional al más iconoclasta de los cineastas franceses, quien, agregó, había inventado un arte resueltamente moderno, intensamente libre
El gran cineasta francés Jean-Luc Godard, padre fundador de la subersiva Nouvelle Vague (Nueva Ola), murió este martes a los 91 años, mediante un suicidio asistido, en su domicilio en la pequeña localidad de Rolle en Suiza.
El realizador falleció “de manera apacible en su domicilio rodeado de sus seres queridos. Será cremado”, indicó el breve comunicado de su familia transmitido a la agencia de noticias francesa.
Patrick Jeanneret, consejero del cineasta explicó que Godard recurrió al suicidio asistido, a raíz de “múltiples patologías invalidantes” que le aquejaban.
Godard vivió en los últimos lustros recluido en su pueblo a orillas del Lago Lemán. Amante de la provocación pero celoso de su intimidad, su deceso fue un ejemplo de ese secretismo.
El anuncio del deceso no sería público hasta el jueves, sin embargo, la información se filtró aún de manera desconocida, por lo que la familia procedió a confirmarlo mediante un comunicado dirigido a todo el mundo.
“Fue como una aparición en el cine francés. Jean-Luc Godard, el más iconoclasta de los cineastas de la Nouvelle Vague, había inventado un arte resueltamente moderno, intensamente libre. Perdemos un tesoro nacional”, reaccionó en Twitter el presidente francés, Emmanuel Macron.
JLG, como también se le conocía en Francia, rehusaba los honores, que fueron muchos en su dilatada carrera: premios en los principales certámenes cinematográficos del mundo, y galardones honorarios de la Academia de los Oscar, la Academia francesa o el Festival de Cannes.
Godard nació el 3 de diciembre de 1930, empezó como crítico de cine en la famosa revista Cahiers du Cinéma, en donde se dio cuenta de la característica del cine de masas, por lo que cuando empuñó la cámara de rodaje ya tenía la clara idea de acabar con el clasicismo que había inundado al cine francés tras la segunda Guerra Mundial.
Fue así como en 1960 llegó Sin aliento, su primera cinta de larga duración que lo encumbró, en ella utilizaba los travellings, la música de manera innovadora; con ella ganó un premio en el Festival de Berlín.
Pero eso era tan solo el principio, junto a otros jóvenes directores como François Truffaut. “Godard es el cineasta más grande” aseguraba este último. “No es el único que filma como respira, pero es el que respira mejor”.
Pero su semilla no paró ahí, pues inspiró a generaciones de directores, como el prestigioso cineasta estadounidense Quentin Tarantino, que bautizó su productora Bande à Part, igual que la cinta de 1964.
Una de las intervenciones más profundas de JLG fue en el filme documental del alemán Wim Wenders, Habitación 666 en el que reunió a varios directores de cine entre ellos Steven Spielberg, Rainer Werner Fassbinder y por supuesto, Godard con el fin de que respondieran en lo que dura un rollo de 16mm, 11 minutos aproximadamente, la pregunta: ¿Está muriendo el cine como lenguaje y pronto será una forma artística muerta? A lo que el francés contestó: “Las películas son creadas cuando nadie mira, son invisibles. Lo que puedes ver es lo increíble y esa es la tarea del cine, mostrar al espectador justo eso, le muestra lo que no puede ver”. La cremación de sus restos tendrá lugar el miércoles. Según su consejero, “las cenizas permanecerán con su esposa”, Anne-Marie Miéville.
GODARD Y LAS DROGAS SUICIDAS
En Suiza existen varias modalidades de lograr la eutanasia, una de ellas es Suicidio Asistido, el cual es aceptado por las autoridades siempre y cuando se evalúe el caso y no se determine que es por “motivos egoístas”, y el solicitante es obligado a hablar con su familia de su decisión. Esta muerte se logra a través de “drogas suicidas” facilitadas por el médico y deben ser consumidas por el paciente en cuestión. Alan Hernández con información de AFP