- Este año la obra Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central cumple 75 años, periodo en el que ha superado tres terremotos y dos agresiones por la polémica frase que la acompañaba
El mural Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central, de Diego Rivera, que en este 2022 cumple 75 años, es uno de los más visitados en México pero lo realmente sorprendente es que gracias a su factura ha superado tres terremotos: el de 28 de julio de 1957, así como los del 19 septiembre de 1985 y 2017.
Nadia Ugalde Gómez, historiadora del arte, especialista en la obra de Rivera y, en particular de dicho mural de 72 metros cuadrados realizado en 1947 en el Hotel del Prado por invitación del arquitecto Carlos Obregón Santacilia, relata a MILENIO las vicisitudes por las que ha pasado.
La obra, dice la investigadora, no la pintó Rivera sobre el muro de la estructura arquitectónica del inmueble que se localizaba en Avenida Juárez y Revillagigedo; como un gran visionario la planeó como un tablero separado de la pared, es decir: como si fuera un mural transportable, con base de concreto y estructura metálica.
La autora del libro Diego Rivera, la estética de un sueño, asegura que es un mural muy singular: “tiene una historia muy rica en cuanto a su salvamento, primero cuando lo mueven del Salón comedor Versalles al vestíbulo del Hotel del Prado, y de ahí, en 1985 fue rescatado con unas plumas gigantes y trasladado al lugar donde actualmente se encuentra, en el Museo Mural Diego Rivera. Y si eso no fuera suficiente, en 2017 no sufrió ningún percance”.
El devenir
Diego Rivera en el mural Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central realiza una síntesis de la historia de México a través de los personajes que, desde su perspectiva, fueron muy trascendentes: es un paseo imaginario, es un sueño de Rivera de su niñez y juventud, plantea Ugalde Gómez.
En la obra de 15.67 metros de largo por 4.75 metros de ancho, retrató a 140 personajes y situó al centro a La Catrina.
Rivera, quien siempre fue un artista polémico, escribió en el mural la frase adjudicada al Nigromante: “Dios no existe”, causando disgusto de la sociedad. Hasta el arzobispo se negó a inaugurar el lujoso hotel.
En un México eminentemente católico, levantó ámpula su osadía, con lo que la obra sufrió dos atentados en 1948, el primero de ellos por parte de un grupo de alumnos de ingeniería de la UNAM, entre ellos Ricardo Ludlow, quien entrevistado por MILENIO (30/08/2009) confesó que a sus 22 años, junto con su hermano, que formaban parte del grupo de extrema derecha, Los Conejos, ingresó al recinto para borrar del mural, a golpe de martillo, la máxima “Dios no existe”. Ugalde Gómez como especialista de este mural, relata que ese mismo año la obra sufrió otro daño, esta vez la cara de Diego Rivera niño fue rayada.
El hecho es que el mural fue tapado y hasta el 15 de abril de 1956, cuando Rivera volvió de Moscú, a un año antes de morir, el artista cambió la frase “Dios no existe” por “Conferencia en la Academia de Letrán”. Fue así como la obra se volvió a mostrar al público.
Nuevo hogar
Para 1985 los sismos del 19 y 20 afectaron severamente el edificio donde se encontraba la obra monumental del artista guanajuatense. Para su rescate se realizó una labor titánica con la finalidad de poder retirar el mural, sacarlo y trasladarlo a su nueva sede.
La logística fue realmente increíble, el 14 de diciembre de 1986, el equipo conformado por alrededor de 300 personas, se llevaron unas 12 horas en el traslado del mural, que se llevó sobre una plataforma de un tráiler para ser colocado frente al Hotel Regis (también colapsado) y sobre el cual se erigió el Museo Mural Diego Rivera.
Como experta, Ugalde Gómez dictará la ponencia Diego Rivera: sueño de una tarde dominical… A 75 años de su creación, el 21 de septiembre a las 19:00 horas, en el Museo Mural Diego Rivera, como parte del ciclo de conferencias “Hablemos de muralismos”. Milenio/Leticia Sánchez Medel