El mayor rezago de equidad de género en México lo viven las mujeres en zonas rurales, en donde la tenencia de tierra, que es esencial para el empoderamiento y el apalancamiento de las mujeres, la realidad es que ocho de cada 10 tenedores de tierras son hombres y sólo dos son mujeres.
En el contexto del Biva Mujeres Ring the bell for gender equality, Alan Elizondo, director general de Fideicomisos Instituidos en Relación con la Agricultura (Fira), sentenció que el rezago en la equidad de género es más profundo entre las mujeres en el campo mexicano.
En materia de pobreza, la mujer urbana concentra 44 por ciento; mientras en el campo alcanza 57 por ciento. Si nosotros ampliamos lo que vive una mujer rural indígena este número llega a 83 por ciento; es decir, ocho de cada 10 mujeres. Y esto es algo que poco se reflexiona, pero es la estadística más alta que existe en el país de rezago y es multidimensional, según Elizondo.
Ante un público con mayoría de mujeres líderes en los sectores financiero y deportivo, el director general de Fira aseveró que el trabajo no remunerado es mucho mayor en el campo que en la ciudad, pues es más o menos el doble que en la ciudad, que es de 6 por ciento, y en las zonas rurales un 14 por ciento de trabajo no remunerado, que es considerado en las estadísticas como trabajo; es decir, las mujeres rurales tienen condiciones de menos trabajo, menos remuneraciones y más pobreza.
Una herramienta que se usa para el empoderamiento y el apalancamiento de la mujer es la tierra, donde ocho de cada 10 tenedores de ésta son hombres y sólo dos mujeres, lo que limita sus posibilidades hacia delante, reconoció Elizondo.
Galia Borja, subgobernadora del Banco de México, afirmó que cuando las mujeres tienen más participación en el ingreso familiar, genera un incremento en los ahorros precautorios. Así, en la medida en que se propicia un ahorro extra en las familias, los activos del hogar aumentan y, con ello, se ayuda a reducir la desigualdad de riqueza, cuyo efecto tiende hacer más favorable entre los hogares de menores recursos.
Por otra parte, destacó que cuando la contribución de las mujeres al ingreso del hogar supera 40 por ciento se aprecia menos incremento en el costo de la canasta de consumo, debido a una mayor diversificación de bienes y servicios. Se observa que si bien la gran mayoría de los hogares se ha visto afectado por la inflación, ésta afecta menos en los hogares nucleares donde participan más las mujeres, dijo. La Jornada/Clara Zepeda