Ciudad de México
Poco antes de las 16 horas inició la marcha por el Día Internacional de la Mujer. Entre el clamor por que se ponga fin a la violencia machista, los contingentes avanzan por Paseo de la Reforma, desde la Estela de Luz pasando por la Glorieta de las Mujeres que Luchan y hasta avenida Juárez, con dirección al Zócalo capitalino.
Entre las manifestantes se observan muchas jóvenes estudiantes y feministas, así como familiares de víctimas de feminicidio y desaparición, acompañadas de sus hermanas, hijas y hasta sus mascotas.
El ambiente, aunque es de indignación por la violencia contra las mujeres, también unas a otras se reconocen la lucha que han dado para defender sus derechos, lo que se mezcla con las batucadas que ponen el ritmo.
Abrazos entre las que van caminando y quienes las observan es lo que se percibe en avenida Juárez, donde las pintas en muros son aplaudidas por algunas asistentes, quienes comparten los mensajes que ahí se quedan con tinta de aerosol como “México feminista” “Valientes” y “Justicia a feminicidios”.
A pesar de que por momentos no hay manera de avanzar, poco a poco los contingentes avanzan para llegar a 5 de Mayo.
Marchan universitarias y niñas
Un nutrido contingente de estudiantes universitarias y algunas niñas marchan desde el Ángel de la Independencia hacia la denominada Glorieta de las las Mujeres que Luchan, en su camino hacia la explanada del Zócalo capitalino.
Gritan consignas en contra del machismo y patriarcado y cargan pancartas en las que expresan su repudio a los feminicidios y desapariciones.
“Hoy lucho para vivir mañana”, “Por las que salieron y nunca mas volvieron” y “Nos queremos vivas libres y sin miedo”, se lee en algunas pancartas.
Constantemente llegan más mujeres a la Victoria Alada, para salir rumbo al zócalo. La mayoría porta prendas moradas y pañoletas del mismo color.
Integrantes de algunos de los contingentes que ya llegaron a la explanada de Zócalo capitalino golpearon las vallas que rodean a Palacio Nacional y la Catedral Metropolitana.
En su intento no han lograron mover o derribar ninguna de las estructuras metálicas, solo doblar la parte superior de una de las protecciones instaladas a las afueras del referido templo.
Algunos elementos policíacos que están tras las barreras han accionado los extintores para evitar que las mujeres logren su objetivo.
El humo color anaranjado generó irritación en mucosas a varias feministas, las que no cejan en su intento por vencer las vallas.
Solo algunas integrantes de contingentes permanecen en la plancha del Zócalo, la mayoría salen en busca de un medio de transporte para regresar a sus casas.
Grupos de amigas, compañeras de escuela y familiares se reunieron para tomarse la foto, gritar algunas consignas antes de irse e incluso hacer algunas pintas en el piso de la Plaza de la Constitución.
Otras aprovecharon para sentarse, tomar agua y descansar. Observaron a integrantes del bloque negro quienes siguieron aventando piedras, botellas con agua y hasta limones contra las vallas que protegen la Catedral metropolitana y Palacio Nacional.
Señoras que pasaron frente al fallido intento sentenciaron que esa no es la lucha, pero el grupo de mujeres encapuchadas les respondieron que se fueran y nadie grabara.
Parte de este grupo rompió con martillos las escaleras que están en la plancha del Zócalo y se dirigieron a instalaciones del Metro. Otras recogieron piedras sobrantes para apoyar al grupo que buscaba derribar las vallas.
Luego de que las manifestantes intentaran derribar las vallas que protegen a la Catedral, y ante el humo de los extintores que accionaron los policías, algunas de las asistentes se retiraron cubriéndose la cara con sus paliacates morados o cubrebocas, mientras tosían y les lloraban los ojos por “el ardor”
Con motivo del Día Internacional de la Mujer tanto Palacio Nacional como la Catedra metropolitana lucieron el tono morado que representa el repudio a todas las violencias hacia las mujeres.
La mayoría de las asistentes se retiraron pasadas las 19 horas, mientras que otras siguieron bailando al ritmo de la batucada. La Jornada/Carolina Gómez Mena y Jessica Xantomila