La Jornada Maya/Rosario Ruiz
En los últimos días ha sido más notoria la presencia de pesca ilegal por parte de personas locales en la bahía de Akumal, la cual tiene un decreto de refugio pesquero y donde cada noche se ven pescadores usando artes de pesca prohibidos, como son arpones, redes y cloro, los cuales usan para pescar en la barrera de arrecife de coral y depredan langostas, peces y pulpos en etapa juvenil.
Héctor Lizárraga, director del Centro Ecológico Akumal (CEA), señaló que constantemente realizan recorridos de reconocimiento por la playa porque tienen un permiso para la protección y conservación de tortugas marinas; son campamentos tortugueros distribuidos en cuatro kilómetros de costa que comprenden la bahía de Akumal, playa Tortugas, Akumal Sur y la bahía de Media Luna.
“Hemos visto que sobretodo en las noches hay actividad de gente que ingresa por los accesos públicos y ejerce artes de pesca no permitidas, somos refugio pesquero desde 2015 y no se permite la pesca; el impacto mayor no es tanto que saquen productos pesqueros como langosta o escama, sino porque lo hacen de noche y usan luces artificiales, lo cual impide o interfiere con el proceso de anidación de la tortuga marina”, explicó.
Detalló que al ser una luz blanca, ahuyenta a las tortugas y evita que arriben a las playas a depositar sus huevos; “hemos visto que se ha incrementado mucho la pesca furtiva, es gente de las comunidades de Akumal y Chemuyil, este no es un problema solo de Akumal, se está viviendo en diferentes partes de Quintana Roo”.
“Nos han dicho que hay que denunciar al 911 pero gran parte de estas irregularidades son detectadas por los voluntarios y representa un riesgo para ellos porque también son personas que viven en la comunidad y por seguridad personal tienen temor de reportar”, dijo.
En otro tema, el CEA reportó que debido a la tormenta tropical Cristóbal se afectaron 64 nidos, unos inundados y otros con pérdida de estacas de señalización de los mismos. Las nidadas al no tener el tiempo suficiente de incubación no pueden moverse ni reubicarse, de otra manera se afectaría el proceso embrionario, causándole la muerte, por eso es que el personal del CEA se ha dedicado a la re-localización de nidos y estacas, esperando que la naturaleza haga su trabajo.