El cuerpo del corresponsal de La Jornada en el estado de Nayarit, Luis Martín Sánchez, fue hallado tres días después de su desaparición. Su cadáver fue descubierto en una pequeña localidad cerca de Tepic, la capital estatal. Además de su desaparición, su esposa informó que también faltaban su computadora, celular y disco duro en su domicilio. Este trágico evento marca el cuarto asesinato de periodistas en México en lo que va del año, resaltando la peligrosa situación que enfrenta la prensa en el país.
El cuerpo de Martín fue encontrado dentro de una bolsa de plástico, atado y con un mensaje clavado en el pecho. Este patrón es característico de los actos perpetrados por grupos del crimen organizado. Nayarit, ubicado en el corredor del Pacífico y vecino de Sinaloa al norte y Jalisco al sur, tiene un pasado marcado por la violencia y conexiones entre el poder político y las mafias. El exfiscal Edgar Veytia, conocido como El Diablo, cumple una condena en Estados Unidos por narcotráfico, mientras que el exgobernador de Nayarit, Roberto Sandoval Castañeda, está encarcelado por corrupción.
La esposa del periodista denunció su desaparición la noche del miércoles, después de que Martín regresará a casa tras un viaje familiar. Sin embargo, perdieron contacto con él alrededor de las 21:00 horas. La denuncia incluía detalles de que, al día siguiente, desconocidos contactaron a su hija para entregarle un mensaje destinado a su padre.
Según la organización Artículo 19, desde el año 2000 hasta el 2022, 157 periodistas han sido asesinados en México por ejercer su trabajo. Solo el año pasado se registraron 17 casos, siendo el más letal hasta la fecha. El Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ) ha calificado a México como el país más peligroso del mundo para la prensa. Jan-Albert Hootsen, representante del CPJ, ha señalado que la violencia contra los periodistas en México se mantiene constante, sin cambios significativos a pesar de los distintos gobiernos. Hootsen también afirmó que el gobierno actual liderado por López Obrador no ha logrado resolver los asesinatos de periodistas ni ha tomado suficientes medidas preventivas.
En este año 2023, ya se han registrado cuatro asesinatos. A finales de mayo, Marco Aurelio Ramírez fue tiroteado en Puebla. En febrero, Abisaí Pérez Romero, periodista y activista ambiental de Hidalgo, fue asesinada. Gerardo Torres Rentería, corresponsal de Reuters y TV Azteca, perdió la vida en mayo tras recibir disparos en Acapulco. El Independiente/Redacción