Columna: Indicador Político Carlos Ramírez @carlosramirezh
Las prioridades estratégicas de Estados Unidos siempre han sido muy claras: poco importan las realidades que no le son benéficas, pero dedica buena parte de su tiempo y esfuerzo a definir los mecanismos de espionaje, inteligencia y seguridad nacional.
La semana pasada, la Casa Blanca dio a conocer la Estrategia Nacional de Inteligencia 2023, y reveló una reorganización a fondo de liderazgo en esa especialidad, sobre todo en tiempos en que las guerras ya no son convencionales sino de espionaje e intervenciones clandestinas.
La directora de inteligencia nacional, Avril D. Haines, exdirectora de la CIA y exconsejera de seguridad nacional, definió los objetivos para los próximos cuatro años, de los cuales, año y medio sólo corresponde al tiempo del presidente Biden y el resto a su sucesor, que podrían ser el reelecto Biden, otro demócrata o algún republicano.
La estrategia de inteligencia es la que suele ganar las guerras, porque se basa en el espionaje del adversario y en la manipulación de instrumentos nada democráticos para controlar a los enemigos y hasta los aliados.
En términos sencillos, la inteligencia es la capacidad de recopilar información no convencional y casi siempre producto del espionaje y procesar los datos en función del objetivo de dominación imperial de la Casa Blanca, ahora utilizando los mecanismos de acopio de información como big data y del espionaje más intenso que tiene a todos los estadounidenses y muchos en el extranjero espiados por el gobierno americano a través de la cibernética celular.
La agenda de inteligencia se va a mover en los próximos años en torno a la disputa mundial por la hegemonía entre Estados Unidos y sus aliados subordinados y los adversarios muy bien identificados: Rusia, China, países musulmanes radicales árabes, África en ebullición, América Latina fuera de control, Asia y Europa.
En pocas palabras, habrá más, mucho más, espionaje estadounidense.
ZONA ZERO
Una información no fue totalmente absorbida en los medios de comunicación, pero significó un mensaje muy grave para la inestabilidad mundial: en la zona del mar de Japón se realizaron ejercicios militares conjuntos nada menos que de China y Rusia, justo en los momentos en que Estados Unidos suponía ya un acuerdo con China para separarlo de los planes geopolíticos de Putin. Pero Rusia y China están aliados contra EU.