Columna: Seguridad y Defensa Carlos Ramírez seguridadydefensa@gmail.com
A poco más de 14 meses, las elecciones presidenciales en Estados Unidos entraron en una zona de incertidumbre, temor y crisis: el presidente Biden podría optar a la reelección, pero todos los días se demuestra que carece de agilidad mental —para decir lo menos— y el expresidente Donald Trump está enarbolando la bandera de la ruptura interna violenta.
El ambiente local en EU se inserta en una severa crisis de los equilibrios geopolíticos, con zonas de tensión al borde de guerras: Japón, Taiwán, Corea del Norte, Medio Oriente, con la aparición del grupo de los BRICS encabezados por Rusia y China como nuevo bloque de tensiones mundiales, además de los conflictos en América Latina por el desbordamiento de migrantes y el crecimiento de bandas del crimen organizado.
Como nunca en escenarios más o menos parecidos, la Casa Blanca y sobre todo el Departamento norteamericano de Estado se ven paralizados, disminuidos, sin opciones estratégicas y peligrosamente pasivos. Biden y Trump, como los presuntos abanderados de demócratas y republicanos, han fracasado en la asunción de iniciativas para buscar la definición de los intereses estadounidenses y sobre todo para la movilización del poder estabilizador.
Como ocurrió con el intento de reelección del presidente Carter en 1980, el Incertidumbre EU 2024 desorden mundial y la debilidad imperial de Washington provocaron la candidatura del ultraconservador y militarista Ronald Reagan y el fracaso reeleccionista de Carter.
La debilidad de Biden tiene enfrente el estilo atrabancado de Trump, en tanto que la sociedad está preocupada por la debilidad geopolítica y el resquebrajamiento de la economía interna.
Lo malo de todo es que el perfil bronco de Trump sólo beneficia a los ciudadanos que exigen la fuerza, pero la estrategia del expresidente no garantiza una recuperación del liderazgo estadounidense.
ZONA ZERO
La violencia criminal en zonas mexicanas como Guerrero, Chihuahua, Zacatecas, San Luis Potosí, Veracruz y Guerrero se está encarando con el despliegue de efectivos adicionales de seguridad de la Guardia Nacional y las fuerzas armadas, pero sin instrucciones operativas para encarar el avance delictivo, sino sólo como imagen de disuasión. Sin embargo, las bandas criminales están en guerras específicas para tomar el control de zonas territoriales de la soberanía del Estado.