Luces del Siglo
Un reciente estudio aplicado a 23 (de 500) proyectos de ecoturismo que hasta marzo pasado operaban en Quintana Roo, demostró que a este sector del turismo estatal le urge replantear su planificación y la forma de operar para ser competitivos dentro de la nueva normalidad impuesta por el Covid-19.
Titulado “El ecoturismo en Quintana Roo, análisis de sus proyectos comunitarios”, el extenso estudio de campo revela que antes de la cuarentena se contabilizaron poco más de 500 proyectos ecoturísticos que habían recibido financiamiento en operación en todo el Estado.
De estos 500 sólo 49 tenían un apoyo superior a los quinientos mil pesos por parte de distintas instituciones públicas, con el propósito de aliviar la pobreza y coadyuvar a la preservación ambiental.
Y de estos 49 “proyectos importantes”, 17 se ubican la zona centro; y, sólo ocho en el sur del estado. El estudio de campo fue realizado por los investigadores de la Universidad Autónoma del Estado de México, Maribel Osorio García, y de la Universidad del Caribe, José Francisco Domínguez Estrada.
El ecoturismo y su espectacular crecimiento, lamentan los autores, si bien aporta el 34 por ciento del total de los ingresos estatales por turismo también se ha convertido en una amenaza para el medio ambiente debido a que sus desarrollos han privilegiado más la rentabilidad del negocio que el cuidado y la protección del medio ambiente. Consideran que ha habido falta de planeación ambiental (inserción en planes de ordenamiento ecológico, estudios de impacto ambiental, capacidad de carga de los ecosistemas, entre otros factores) y el hecho de que la promoción de esta actividad sea realizada por agencias de viajes, más interesadas en la captación de la demanda que en la preservación de los recursos naturales.
“Están generando una situación extremadamente peligrosa para los ecosistemas singulares, frágiles, reservas naturales, áreas protegidas de una gran riqueza biológica, en los que preferentemente se desarrolla la nueva actividad turística”, apuntan.