San Francisco, California
Con el compromiso de reforzar las estrategias para combatir el crimen organizado, el trasiego de fentanilo y el tráfico de armas, los presidentes de México, Andrés Manuel López Obrador, y de Estados Unidos, Joe Biden, celebraron su cuarta reunión bilateral. Coincidieron además en avanzar en la regulación de flujos migratorios, ámbito en el cual el mandatario mexicano celebró la decisión estadunidense de buscar opciones legales y cancelar la construcción de muros fronterizos.
En cuanto al combate a las drogas, hay el compromiso de México de seguir apoyando para no permitir la introducción de químicos y fentanilo. Estamos muy conscientes del daño que ocasiona a los jóvenes en Estados Unidos. Es un asunto que tiene que ver con nuestro humanismo y es un acto de solidaridad. Estamos comprometidos sinceramente a seguir ayudando en todo para evitar el tráfico de drogas y en particular la entrada de fentanilo y otros químicos, indicó López Obrador.
Durante los mensajes previos al encuentro privado –efectuado en el contexto de la cumbre de los países que integran el mecanismo de cooperación económica Asia-Pacífico (APEC)–, Biden consideró que no hay un objetivo inalcanzable en la agenda bilateral si se mantiene el trabajo conjunto, lo hemos visto en nuestra cooperación en materia de seguridad, estamos trabajando codo a codo para combatir el tráfico de armas, combatir y abordar el crimen organizado y abordar la epidemia de opioides.
Más tarde, al dar pormenores de la reunión privada, la Casa Blanca informó que ambos líderes coincidieron en las posibilidades que tienen de ampliar la cooperación en materia de aplicación de la ley para combatir el tráfico de personas, drogas ilícitas y armas, y desmantelar las violentas organizaciones delictivas trasnacionales que dirigen estas redes de tráfico y aterrorizan a nuestras comunidades.
En dos días de actividades públicas, López Obrador concretó sendos encuentros fundamentales en la proyección internacional del país, al interactuar con los líderes de las grandes potencias mundiales: el presidente Xi Jinping, el jueves, y el viernes con Biden. En ambos casos, la economía y el tráfico de drogas concentraron el interés con China y Estados Unidos.
La migración regional fue otra de las preocupaciones centrales en la reunión con Biden, durante la cual hubo posturas coincidentes para definir estrategias que regulen los flujos de personas. Se tenía previsto que el presidente mexicano planteara las conclusiones de la cumbre que promovió recientemente en Palenque, Chiapas, con la presencia de varios jefes de Estado.
En su mensaje público, López Obrador elogió la política estadunidense actual, destacando dos aspectos: cancelar la construcción de muros, que no funcionan como estrategia para combatir el paso irregular, y abrir una vía legal mediante permisos temporales gestionados desde los países de origen.
¿Esto qué significa? Que no tienen que atravesar todo nuestro país con todo el sufrimiento y riesgos que implica. Es una forma muy humana de atender el fenómeno migratorio.
Biden subrayó el liderazgo de López Obrador en la búsqueda de otras opciones para el tratamiento de este asunto. Aseguró que Estados Unidos está adoptando un enfoque equilibrado que se incorpora en la Declaración de Los Ángeles sobre Migración y Protección, que firmaron 20 naciones. Esto incluye hacer cumplir nuestras fronteras y abrir una cantidad histórica de vías legales para los migrantes.
Estados Unidos informó –de acuerdo con un reporte de la Casa Blanca– del número récord de deportaciones que han llevado a cabo en este año y la reanudación de vuelos para repatriar a migrantes venezolanos. Discutieron la necesidad de que todos los países de la región hagan su parte para gestionar humanitariamente la migración.
Se trató de la cuarta ocasión en que se reunieron (hubo antes dos en la Casa Blanca y una en Palacio Nacional). La convocatoria que le hizo Biden en su momento para efectuarla en este marco convenció a López Obrador de participar en una cumbre de líderes mundiales por primera vez en su sexenio.
Cordialidad
Los términos de los mensajes iniciales dieron la pauta de lo que fue un cordial encuentro, pues, con independencia de los temas medulares, Biden se dio espacio para bromear:
Es bueno verlo de nuevo. Cenamos anoche (que Biden ofreció a todos los líderes que acudieron a la cumbre de APEC). Te lo dije… te sentaste al lado de mi esposa… eras tan cautivador que me preocupaba que le gustaras más que yo ahora. No sé. Pero muchas gracias por ser tan amable, respondió a López Obrador en uno de los salones del Centro de Convenciones Moscone.
López Obrador devolvió la deferencia al jefe de la Casa Blanca en la parte final de su intervención: Tenemos una gran relación y ustedes tienen un gran presidente, un hombre con convicciones. Un buen hombre. En contrapartida, Biden destacó la colaboración del presidente mexicano en el ámbito migratorio: No podría tener mejor socio que usted.
En el rubro económico, Biden sostuvo que las políticas en ambos países están haciendo crecer sus economías desde abajo hacia arriba y desde el centro hacia afuera para que no sólo los ricos se beneficien, sino todos nuestros ciudadanos.
La postura del mandatario mexicano reivindicó los buenos tiempos por los que, consideró, pasan los vínculos entre ambos pueblos y naciones. Una relación que en el plano económico, dijo, ha llevado a que el intercambio bilateral se traduzca en que sean los principales socios comerciales en el mundo, esto es algo excepcional.
Celebraron que el impulso de la integración económica ha permitido que México se convierta en el principal socio comercial de Estados Unidos.
López Obrador se dio tiempo en su encuentro oficial para enviar un mensaje a los paisanos, aduciendo que la residencia de 40 millones de mexicanos en Estados Unidos es expresión de la hermandad entre los pueblos.
La delegación mexicana estuvo conformada por los secretarios de Relaciones Exteriores, Alicia Bárcena; de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval; de Marina, Rafael Ojeda, y de Economía, Raquel Buenrostro, así como por Roberto Velasco, director para América del Norte de la cancillería.
La Jornada/Redacción