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viernes 22 noviembre 2024

El Tren Maya avanza estudiando el suelo del sureste

Señala Fonatur que en la obra colaboran institutos de Geofísica e Ingeniería de la UNAM

En respuesta a artículo de opinión de La Jornada Maya por el columnista Otto Von Bertrab Un socavón que ya conocíamos, infraestructura urbana y el Tren Maya

La Jornada Maya Foto: Raúl Angulo Hernández

Fonatur

La karsticidad del suelo que conforma la península de Yucatán ha sido estudiada desde hace muchos años

La península de Yucatán se caracteriza por la existencia de cenotes, ríos y cavernas subterráneas. Sobre este tipo de suelo se construyeron innumerables obras de infraestructura como carreteras, vías férreas y edificaciones. En su diseño no se exigieron estudios geohidrológicos y geofísicos profundos y mucha de su actual problemática está asociada a esta carencia, informamos en un comunicado.

Señala que diversas voces se han alzado para decir que las obras del Tren Maya se tienen que hacer con estudios en mano. Entendemos su preocupación y estamos conscientes de que un proyecto de esta magnitud genera cuestionamientos.

Es por ello que en el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) trabajamos con asesoría de especialistas internacionales, nacionales y locales, así como con instituciones académicas que nos permitirán conocer con suficiente profundidad la situación actual del suelo de la región, y así no caer en los errores del pasado y construir con base en el conocimiento de las características del subsuelo y la evidencia científica.

En este sentido, es importante destacar que el Tren Maya está colaborando con el Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), con el Instituto de Ingeniería de la UNAM, con la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) y se ha conformado un equipo liderado por el prestigioso investigador emérito de la UNAM y Doctor en Geofísica, Jaime Urrutia Fucugauchi, para realizar los estudios geofísicos correspondientes, no solo en donde se han presentado los dos socavones en la carretera de Cancún a Tulum, sino en todo el trazo del proyecto.

También se necesita obtener la certificación ISA de Seguridad, por lo que se realizarán todos los estudios pertinentes para que se demuestre la viabilidad del proyecto. Aunado a lo anterior, y para garantizar la seguridad del sistema ferroviario bajo las condiciones de karsticidad que existen en la península de Yucatán, se implementa una estrategia dividida en dos etapas: estudios generales y diseño de soluciones.

En la primera fase, un equipo de geólogos y geofísicos recorren a pie cada metro de la ruta para conocerla a detalle. Se realizan estudios para conocer la composición y estructura del subsuelo y tomar muestras de los materiales del suelo. Esos materiales se acopian y son estudiados por más de 50 expertos, mismos que identifican los sitios de representan un mayor riesgo y que necesitarán soluciones de ingeniería especiales.

En la segunda fase, a partir de los estudios anteriores, se crean modelos geotécnicos y se estudian opciones para la cimentación de cada apoyo. Cuando el tren esté construido, en las etapas de operación y mantenimiento se dará seguimiento al comportamiento del suelo y las estructuras en el mediano y largo plazo, asegurando la convivencia segura del proyecto con el suelo por el que pasa.

Todo el proceso está acompañado por una mesa interinstitucional compuesta por expertos de los Institutos de Ingeniería y Geofísica de la UNAM, Fonatur, Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), la empresa constructora ICA y de la Comisión Federal de Electricidad (CFE). Este equipo diverso enriquecerá la toma de decisiones y cuidará la correcta implementación de cada paso.

El Tren Maya es un proyecto de desarrollo, que va más allá de la normatividad ambiental, ya que busca controlar y mitigar los impactos que se generaron en el pasado. El sureste tiene una nueva oportunidad para recuperar los ecosistemas locales, dar su lugar a las relaciones ancestrales entre el hombre y la tierra, y detonar una nueva responsabilidad compartida entre las comunidades, sus actividades productivas y la protección del medio ambiente.

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