Rafael Pascual
Sin rastros y sin avances se encuentra la búsqueda del reo Gilberto Guzmán de Dios, quien en extrañas circunstancias desapareció del Centro de Reinserción Social (Cereso) la tarde del sábado 19 de octubre y por el cual la Fiscalía General del Estado (FGE) mantiene una recompensa de 300 mil pesos para quien aporte información que ayude la localización del responsable del homicidio y violación de su propio hijo de dos años y lesiones graves a su hijastro de seis años.
Hasta parece que el caso ya fue hasta olvidado por las autoridades e incluso las diversas organizaciones que no han realizado ninguna protesta para exigir la captura de este sujeto originario del estado de Puebla, pero radicado en Cancún donde trabajaba como operador de mototaxi.
Lo único que sucedió al confirmarse la desaparición de dicho reo, la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) del Estado, separó de sus cargos a Jorge Armando López Rosas y Sergio Javier Alcalá Encinas, director del Cereso y comandante operativo respectivamente, sin que paren los conflictos al interior del penal.
En su momento, el titular de la FGE, Raciel López Salazar, descartó que Gilberto Guzmán de Dios haya sido asesinado adentro de la cárcel como una de las posibilidades, pues el funcionario ha afirmado en reiteradas ocasiones que cuentan con pruebas, entre ellas videos de que ese día el reo estaba cruzando la avenida José López Portillo, aunque estas imágenes no han sido dadas a conocer públicamente.
Un elemento de la Policía Estatal comentó que si es verdad que el reo escapó y caminó hacia la avenida que señala el fiscal, es probable que haya saltado hacia la Guarnición Militar y de ahí a la calle que desemboca hacia la mencionada arteria vial.
No obstante, el caso aún se mantiene bajo un manto de misterio, porque no hay rastros del paradero del homicida poblano enmarcado en una triple impunidad, primero por el homicidio y violación de su propio hijo, las lesiones a su hijastro y la fuga del penal.
Una fuente de la FGE consultada respecto a este caso, destacó que la familia del prófugo también se fue de Cancún, pues el domicilio que habitaban en Cielo Nuevo ya fue desocupado.
