Columna: Teléfono Rojo. José Ureña. www.24-horas.com
Conmueve un video del Hospital General Juan Ramón de la Fuente.
Está en Iztapalapa.
A marchas forzadas, los albañiles montan plataformas sobre las cuales se instalan pabellones móviles.
Destinatarios: pacientes de Covid 19.
Ellos u otros afectados por esta pandemia de coronavirus contra la cual nos han colocado emergencia y la historia.
Porque en algún momento los especialistas deberán decidir a quiénes dejarán bajo techo y a quiénes prácticamente a la intemperie.
Pueden ser quienes entren en el nuevo cuadro o, por el contrario, enfermos menos graves de enfermedades tradicionales a quienes se desplazará hacia los espacios abiertos de los hospitales.
Peor aún, hacia gimnasios, auditorios –Joel Ayala ya puso a disposición los de la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FTSE)- y quién sabe si hacia parques públicos.
Con una desgracia: no habrá respiradores para unos y para otros, porque cinco mil disponibles y cinco mil importados -cuando lleguen, si llegan- servirán para maldita la cosa.
LA EPIDEMIA DE SARAMPIÓN
Esto habla del gran drama en puerta.
Suficiente para que a las mayores alturas del Gobierno ya se discuta, con la oposición de ya saben quién, de decretar la Fase 3.
Fase de muertos, de hospitalizados en multitud, de incinerados -si alcanzan los crematorios- y de fallecidos sin destino ni identidad. Meses así, hasta julio tal vez.
Lo saben las autoridades sanitarias de la Ciudad de México y de los 31 estados del país.
Cómo deben prepararse las capitalinas con esa otra epidemia de pronóstico sin futuro: el sarampión.
Más allá de las cifras, terribles día a día, está en investigación una cadena a disposición de especialistas de medicina interna y epidemiólogos de la Secretaría de Salud de la urbe.
Un reo enfermo fue llevado a una clínica del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), cuyo diagnóstico fue de sarampión.
Ahí recibió a familiares.
Los infectó.
También lo visitó su abogado.
Lo contagió.
Su abogado fue al Tribunal de Justicia de la Ciudad de México, donde platicó con colegas suyos… los infectó.
Y al reo lo devolvieron al reclusorio… donde quién sabe qué pase… como quién sabe cuánto drama genere un foco de coronavirus en las cárceles hacinadas.
Todo esto en tiempos de Covid 19, de una capital con reducción de agua potable, acalorada y, por si fuera poco, urgido de reparar el Sistema Cutzamala.
Es nuestra realidad o tal vez nuestro destino.
PROBLEMAS EN LOS ESTADOS
1.- Como caja de resonancia, la Ciudad de México es una.
Pero los estados también tienen su drama.
En Jalisco hay casos de lepra -pronto estaremos escandalizados de su multiplicación-, dengue y otras enfermedades terribles.
Pero los moscos no se ciñen al territorio de Enrique Alfaro, pues se dispersan y los estados del Pacífico serán noticia.
Malos tiempos.
Y 2.- en condiciones normales, ésta debió ser la nota principal por política, por el señuelo de ser un segundo Benito Juárez.
Pero no.
Andrés Manuel López Obrador confirmó al Grupo ACIR nuestra información de hace tres meses: ya no es habitante de Palacio Nacional.
No al menos todos los días.
Beatriz Gutiérrez Müller no tenía intimidad y obligó a su marido a regresar a su casa de Tlalpan, de donde sale y regresa casi diario.
-Hago de 25 a 30 minutos diarios a esa hora -su horario nocturno y madrugador.
Pero esto representa un problema para el Gobierno de la Ciudad de México, a quien ha obligado a darle protección con avanzada, patrullas, escoltas y ambulancia.