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viernes 22 noviembre 2024

La Guardia Nacional, sin construcción de la paz

Columna: Seguridad y Defensa        Carlos Ramírez

@carlosramirezh / seguridadydefensa@gmail.com

A dos años de creada, y a tres años de la gran decisión de mantenerla o disolverla, la Guardia Nacional ofrece la imagen de un cuerpo sólido y en expansión. Sin embargo, le hacen falta decisiones pendientes de construcción de la paz.

La Guardia fue creada como un brazo operativo de la seguridad, dejando en decisiones de otras áreas de Gobierno el tema de la desarticulación pacífica de bandas criminales. En estos dos y medio años, las bandas criminales han seguido expandiendo su poder en las instituciones locales y federales y aumentando su dominio violento en varias zonas territoriales de la soberanía del Estado.

La construcción de la paz se dibujó como un conjunto de decisiones sociales, políticas e institucionales para consolidar las estructuras legales del Estado, incluyendo el relanzamiento de liderazgos morales que en el pasado ayudaron a repudiar a la delincuencia: los sacerdotes, los maestros, los farmacéuticos y hasta los propietarios de misceláneas, instancias de influencia en el microcosmos municipal.

Asimismo, la estrategia había señalado en su origen la necesidad de aumentar las oportunidades de empleo vía el impulso del desarrollo productivo acicateado por políticas públicas, a fin de retirar a los jóvenes del universo inevitable del halconismo, ese empleo bien pagado por los delincuentes para vigilar movimientos sociales y de seguridad.

La estrategia de desarrollo fue reventada por la pandemia y el confinamiento, pero sin que hubiera objetivos prioritarios de impulso al crecimiento económico por razones de seguridad.

Lo peor que le puede pasar a la Guardia es quedarse sin verdaderas decisiones económicas, políticas y sociales que complemente el enfoque de seguridad. Por ello, es prioritario un programa de desarrollo productivo en zonas delictivas para completar el trabajo de la Guardia.

ZONA ZERO

A dos y medio años de lanzada, la estrategia de seguridad tiene pendientes dos grandes decisiones que hoy son vitales en la actual fase de crisis de violencia: el programa para la seguridad nacional 2018-2024 y el Sistema Nacional de Inteligencia que pudieran lograr la coordinación de seguridad de los niveles de Gobierno. El mapa delictivo de la república presentó una reorganización estratégica en las elecciones del pasado 6 de junio que requiere lecturas no periodísticas de comprobación.

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