Columna: Seguridad y Defensa. Carlos Ramírez. www.24-horas.mx
El viernes 3 de abril se registró una batalla a balazos -sin abrazos- entre dos grupos delictivos en Chihuahua, en la zona cercana a Ciudad Madera. El saldo de 19 muertos prendió las alarmas porque es el más alto en los últimos meses.
La parte más preocupante del asunto se localiza en el hecho de que se trata de una amplia zona que abarca Chihuahua, Sonora y Sinaloa y en la sonorense zona atacaron a la familia LeBaron y asesinaron a mujeres y niños el pasado 4 de noviembre en Bavispe, Sonora. La banda de La Línea -que opera en ese territorio- se quiere quedar con la zona y lucha de manera violenta con otras organizaciones, sobre todo con la autodenominada Los Jaguares.
El mensaje de la violencia en el norte del país es bastante malo: ocurre cuando en Bavispe están agentes del FBI indagando a los cárteles, cuando el Gobierno mexicano es presionado por la Casa Blanca con el envío de fuerzas estadounidenses de seguridad para arrestar o asesinar capos y cuando el país se encuentra distraído con la pandemia provocada por el COVID-19.
De manera unilateral, EU ha iniciado un operativo que tiene hoy el objetivo de capturar o liquidar al Lucha de cárteles; por eso las presiones de Washington jefe del Cártel Jalisco Nueva Generación, Nemesio Oseguera Cervantes El Mencho, una de las bandas de mayor violencia operando ya en territorio estadounidenses.
La estrategia de Washington se basa en su operativo para combatir a las organizaciones criminales trasnacionales, es decir, que operan en EU, pero que tienen su base en otros países.
Y tampoco debe desdeñarse el dato de que el FBI -y amparado con esta oficina muchas otras agencias de inteligencia y seguridad nacional civiles y militares- están investigando el ataque a la familia LeBaron por su doble nacionalidad.
Los 19 asesinados en la zona de Madera son el indicio de una guerra territorial en donde no existe la presencia del Estado ni de la Guardia Nacional. Y que vendrán más batallas.
ZONA ZERO
A pesar de la confianza en que menos gente en las calles disminuya de modo natural la delincuencia, ahora se están disparando los robos a locales cerrados y los asaltos a mensajeros. Lo grave de todo es que no hay policías vigilando las calles. La violencia está imparable. El reporte oficial señaló el sábado 104 asesinatos, el segundo más alto en lo que va del año, luego de 66 el jueves 2 de abril.